Tiempo recobrado
El consuelo de la filosofía
La gran revolución de nuestro tiempo debería venir de la asunción de nuestra finitud
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Iniciar sesiónPocas lecturas más recomendables en estos tiempos de agitación que «Del consuelo de la filosofía», la obra de Boecio, recientemente rescatada en España por la editorial Acantilado. El texto de este sabio romano, nacido en el 480 de la era cristiana, fue el libro de ... cabecera de la clase dirigente occidental durante más de diez siglos.
En el año 524, el emperador Teodorico ordenó su detención, juicio y posterior ejecución pese a que había ejercido de magister officiorum en su Corte, cargo equivalente a primer ministro. No están claras las acusaciones contra Boecio, pero se sabe que pasó los últimos años de su vida en la cárcel de Pavía, donde fue decapitado.
Boecio había estudiado en Atenas el pensamiento de Platón y Aristóteles, había escrito un tratado de astronomía y tenía un gran conocimiento de las matemáticas. Era, en pocas palabras, un heredero de la gran tradición cultural grecorromana que intentó incorporar a la doctrina cristiana. De hecho, fue canonizado por León XIII en 1883.
Su libro es una meditación sobre la condición humana y la fragilidad de la existencia. Encerrado en una lóbrega mazmorra, evoca la cicuta de Sócrates, el exilio de Anaxágoras y los tormentos de Zenón. Los tres fueron castigados por poner en evidencia a los malvados, concluye.
«Quien posee serenidad y lleva una vida ordenada vence al destino y logra observar impasible tanto la buena como la mala fortuna», escribe. Y sostiene que la suerte es siempre mudable y que, por ello, es muy fácil pasar de la riqueza y la gloria a la miseria.
Boecio cree que no está en la mano de los hombres controlar su destino, pues la vida es como un navío que no puede resistir a la dirección del viento. «Si creíste que podrías detener la rueda de la fortuna, eres el más insensato de los mortales», subraya.
Estas reflexiones recuerdan mucho a las sentencias del estoicismo, encarnado por personajes como Séneca y Marco Aurelio. Pero la originalidad de Boecio reside en que la filosofía es para él un consuelo frente a la adversidad y las injusticias que nos depara la vida.
Aunque puede parecer un pensador lejano y poco moderno, sus reflexiones son de extraordinaria actualidad en una sociedad en la que habíamos depositado una fe ciega en el crecimiento económico y las posibilidades de la tecnología. Nada de eso vale porque, al final, el hombre siempre tiene que confrontarse con la desgracia y la muerte.
«Me atrevo a afirmar que, si las cosas que lamentas haber perdido fueran tuyas, no las habrías perdido», asegura Boecio. Y tiene mucha razón porque el hombre se aferra a lo que no posee, sufre el espejismo del bienestar material y se afana por alcanzar un poder que es una cascara vacía.
La gran revolución de nuestro tiempo debería venir de la asunción de nuestra finitud y nuestra precariedad como seres humanos y la conciencia de saber que volveremos al polvo. Que la pandemia nos abra los ojos.
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