Mugaritz desnuda las carencias de Sostres

Descubrir algo emocionante y querer ensalzarlo no obliga a apoyarse en contrapuntos para realzar más la sorpresa, la experiencia, el descubrimiento.

Hay que tener más recursos. Sobre todo si te dedicas al oficio. Y si faltan, no es honesto dañar innecesariamente buscando sólo armar el artesonado para dar más volumen y resonancia al escrito. «La bondad sin inteligencia no tiene mérito». Es obvio. Y la maldad consciente e innecesaria sólo es reprobable. Un daño caprichoso que perjudica sin aportar nada, lanzado dejándose llevar de la vertiginosa sensación del insulto, del desprecio, desde la referencia de su inmadura emoción.

Hace tiempo dije que S. Sostres arriesgaba mucho. La provocación y la euforia expresiva es atractiva. Pero creí que tenía capacidad para expresarse sin necesitar lanzar mensajes perniciosos.

Dañar innecesariamente siempre es censurable pero si el daño causado es injusto e infundado es mucho más despreciable.

Una vez que ha descubierto a Andoni Luís Aduriz, su genio, su sabiduría y su bondad, sería bueno que su ejemplo le sirviera para equilibrarse un poco y evitar desahogos que sólo dañan sin aportar nada.

Mugaritz merece ser conocido; es un restaurante extraordinario. El Portal del Echaurren también. Y en el acogedor y agradable Echaurren Tradición se disfruta de una excelente cocina y sin duda merece ser repetidamente visitado. Ofrece precisión técnica y alta calidad del producto manejado con un fundamento culinario extraordinario.  

Vayan a conocer el Echaurren; disfrutarán mucho de lo que ofrece su carta –también de sus excelentes croquetas– y entonces comprenderán el desequilibrio de Salvador Sostres. Es un brillante provocador pero entenderán que, en este caso, su a veces interesante desequilibrio le llevó a vivir una experiencia distorsionada o eso ha querido transmitir, gustándose. Y ese desahogo zafio e injusto hacia los Roca… ofender sin aportar nada.

Aduriz, Paniego, Roca, Berasategui…son estrellas que brillan en distintos registros, pero todos ofrecen un enorme nivel gastronómico del que se puede disfrutar complementariamente.

Sostres puede expresarse mejor; narrar sus experiencias y criterios con brillantez sin caer en la zafiedad del desprecio. Es una lástima que, al menos en este caso, se haya dejado llevar vertiginosamente por una deslumbrante emoción confundiendo sus inmaduras vivencias con la referencia, el canon, desde la que descalificar e insultar sin considerar el daño que puede causar. Un daño, además, injustificado e innecesario.