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Luis Ventoso

Más que humanos

Ya no falta un solo vicio de la «vieja política» en Podemos

Luis Ventoso

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Como infinidad de vecinos de Madrid, en mayo de 2011 bajé varias veces a dar un voltio por una Puerta del Sol tomada por el camping del 15-M, los llamados «indignados». Al fin y al cabo, no todos los días se tiene la oportunidad ... de ver una revolución en persona y sin lastimarse. Aunque los mayores damnificados por nuestras impresentables cifras de paro son los padres de familia con hijos, no era ese el perfil dominante allí. Lo que había mayormente en Sol eran estudiantes, muchos bienintencionados, que debatían sesudamente sobre cómo mejorar nuestra democracia y mitigar la desigualdad de una España barrida por la crisis (y por el zapaterismo). Observé además carteles un pelín flipados («Los peces también sufren»), olí algún peta, vi latas de birra a tutiplén, porque la revolución es cansada y a veces toca relajarse. Por testimonios de conocidos, sé además que muchos de los revolucionarios habían salido de las estupendas dachas de sus papis en Pozuelo o en Conde Orgaz para vivir la experiencia de una acampada por la causa, sabedores de que, completada la gesta, en casa aguardaban mantel y catre, parné en el bolsillo y buga propio.

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