pincho de tortilla y caña
El crack
¿Le conviene al gallego hacerse con los mandos del PP justo cuando el entendimiento con Vox parece inevitable?
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Iniciar sesiónSi lleváramos al cine el drama del PP saldría un ‘thriller’ apasionante. Tiene de todo: ambición, celos, juego sucio, espionaje, traición y delito. Aaron Sorkin mataría por una historia así. Con menos ingredientes, Jefrey Archer ha escrito ‘best sellers’ apasionantes. Dado que la acción transcurre ... en España y que todos sus protagonistas son indígenas, yo apuesto por encargarle la investigación del caso a Germán Areta, el protagonista de ‘El crack’. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Areta se acariciaría el bigote con la yema de los dedos y luego se haría la pregunta clásica con la que suelen empezar las indagaciones detectivescas: ¿a quién beneficia?
Pablo Casado, horas antes, era un hombre razonablemente feliz. Presumía en público de presidir el único partido de la internacional democristiana que encabeza las encuestas en su país. Nada concreto parecía amenazar su liderazgo. Sólo el runrún del espejo mágico de Génova le recordaba de vez en cuando que había una candidata mejor que él en el reino de la derecha. Para evitar que esa rivalidad pudiera volverse en su contra, alguien a su servicio buscó el modo de neutralizarla. Elaboró un dosier con supuestos trapos sucios y comenzó a pasearlo por las redacciones de los periódicos para ver si algún pardillo picaba el anzuelo.
Es justo entonces cuando dos medios de comunicación -ambos a la vez- publican que la dirección del PP había tratado de contratar los servicios de investigadores privados para desacreditar la honorabilidad de Ayuso. Las tornas se invirtieron de repente. La preferida del espejo, que estaba a punto de ser acusada de corrupta por sus propios jefes, se convierte en víctima de una persecución intestina coordinada por el mastuerzo del secretario general. La secuencia de los hechos sugiere que la filtración sale de la chistera del malabarista de la Puerta del Sol. El movimiento sorpresa no solo saca del rincón a la presidenta madrileña, sino que envía a sus perseguidores a pudrir malvas. El ‘cui prodest’ parece estar más claro que el agua.
Germán Areta vuelve a atusarse el mostacho. Le ronda por la cabeza otra teoría posible: ¿Y si alguien ha enmerdado el patio a propósito para provocar una catarsis integral en el seno del partido? Hay algo que cuadra con esa hipótesis. Núñez Feijóo se ha convertido de la noche a la mañana en el único líder de consenso capaz de solucionar la crisis abierta. Su vieja aspiración de llegar al trono de Génova en silla gestatoria se vuelve ahora más asequible que nunca. Areta no sabe mucho de política pero frunce el ceño. ¿Le conviene al gallego hacerse con los mandos del PP justo cuando el entendimiento con Vox parece inevitable? ¿No forcejeaban Ayuso y él a la hora de decidir sus estrategias? ¿Serían capaces de ponerse de acuerdo? ¿No significaría volver al PP de Rajoy? ¿No se alegraría mucho Abascal si esa fuera la solución elegida? Areta pide pincho de tortilla y caña, se encoge de hombros y concluye que la política es más rara que la criminología.
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