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El ángulo oscuro

Cordones sanitarios

La plácida singladura de la Quinta República se trastornó cuando Le Pen se coló en la segunda ronda de las elecciones presidenciales de 2002

Juan Manuel de Prada

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Para entender mejor el ‘modus operandi’ de las fuerzas plutocráticas conviene reparar en el caso francés. La Quinta República instaurada por Charles de Gaulle se asentaba sobre la alternancia y cohabitación en el poder de dos partidos políticos (socialistas y gaullistas) que sobrevivieron, incluso, a ... las marejadas de la década de los setenta, cuando diversas corrientes de izquierda radical nacidas a rebufo de Mayo del 68 (en realidad, operaciones de falsa bandera auspiciadas por las fuerzas plutocráticas para acelerar los cambios sociales que convenían a su reinado hegemónico) lograron imponer una agenda cultural venenosa. Desde entonces, socialistas y gaullistas fingieron librar una batalla ideológica, mientras se encargaban de impulsar (de forma más o menos acelerada) los cambios sociales que convenían al reinado plutocrático. Pero la plácida singladura de la Quinta República se trastornó cuando Jean-Marie Le Pen se coló en la segunda ronda de las elecciones presidenciales de 2002. Para que este fallo sistémico no llegase a mayores, se exhortó a los franceses progresistas a votar al candidato conservador que competía con Le Pen. Por supuesto, aquella maniobra se presentó -‘risum teneatis’- como un triunfo de la democracia; pero estaba monitorizada por las fuerzas plutocráticas, que habían dejado de confiar en la alternancia y cohabitación de socialistas y conservadores.

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