Ábalos y sus mariachis
Dice el ministro Ábalos, ayer sin sus mariachis, pero con alma de ranchera, que las causas contables que investiga el tribunal de la calle Fuencarral son «piedras en el camino»
El indulto parcial concedido por Pedro Sánchez a los cabecillas de la agrupación separatista que lo mantiene en La Moncloa pasaba por alto el delito de sedición –borrón y cuenta nueva– y mantenía la malversación en la cuenta de resultados de Junqueras y compañía, que ... sale por un pico y a devolver. Eso decía el decreto, pero tampoco va a poder ser.
La desjudicialización del conflicto no solo pasa por el descrédito, doméstico e internacional, de nuestro Estado de derecho y del Tribunal Supremo, sino que afecta al Tribunal de Cuentas, cuyos magistrados, ajenos a cualquier normalización y desconocedores del valor del cambio del espíritu de concordia que invoca el sanchismo en su ouija parlamentaria, echan las cuentas del dinero público que la trama golpista gastó en su trama delictiva. Ya son ganas. Dice el ministro Ábalos, ayer sin sus mariachis, pero con alma de ranchera, que las causas contables que investiga el tribunal de la calle Fuencarral son «piedras en el camino». «Nos corresponde ir desempedrando todo este camino», añade Ábalos, que como ministro de Transportes algo debe de saber sobre trazados viarios y hojas de ruta. Si no, que le pregunte a Iceta, que coge el AVE de Barcelona.
Las piedras en el camino a las que se refiere el secretario de Organización del PSOE no son otras que las deudas contraídas por los golpistas de la Generalitat con la sociedad catalana, a la que arruinaron con su empresa privada, financiada con dinero público. No solo hay que dejarlos en libertad para que la concordia sanchista actúe como caldo de cultivo de la Nueva España, sino que hay que perdonarles las deudas que como malversadores, título que aún los adorna, amenazaban con hacerles la vida imposible, a base de embargos, recortes y privaciones domésticas. No es plan de que Junqueras y compañía vivan peor en sus domicilios, sin dinero para poner la lavadora a una hora prudente, que en el hotel-balneario Lledoners. Que no les falte de nada. Ábalos saca la pala y les quita las piedras.