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El contrapunto

Frankenstein, unido por el trinque

Los herederos de Iglesias no romperán la baraja por el precio de la luz. Han descubierto la vida de rico y les gusta demasiado

Isabel San Sebastián

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Imagine, querido lector, dónde estarían las huestes de Podemos en este preciso momento si quien gobernara en España fuese el centro-derecha. Yo se lo digo: en las plazas, armando bronca, quemando contenedores y arrojando adoquines a la Policía, como protesta por un precio de ... la luz que calificarían de robo a las clases populares. Sus líderes acapararían horas de televisión denunciando el abuso intolerable de las eléctricas y llamando a su nacionalización, mientras sus diversos terminales ‘sociales’, emboscados en presuntas organizaciones vecinales, de consumidores y demás tapaderas, se encargarían de poner el grito en el cielo acusando a «la casta» de lucrarse con unos recibos que se han triplicado en un año y no dejan de subir. Dado que «la casta» ahora la conforman ellos, apenas se oye un ruido de sus labios y las calles están tranquilas, porque ellos son y han sido siempre quienes las agitan a su conveniencia, que ahora consiste en beneficiarse del dineral que recauda el Gobierno, vía impuestos, gracias a esa tarifa disparada. Concretamente 3.300 millones de euros más este 2021. No solo las eléctricas están haciendo su agosto ante el silencio del Congreso.

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