Me inspiraba siempre

Pina Bausch fue una fuente constante de placer, me provocaba emociones muy diversas y me inspiraba siempre. Ocurrió como en la canción de Chavela: «sin saber que existías, te deseaba, y antes de conocerte te adiviné». Coincidíamos en muchos aspectos, tanto artísticos como personales (el ... uso ecléctico de la música y el de la mujer como icono total). Nuestra amistad fue fulminante y para siempre. Pina era una mujer muy femenina y sensual; eso es algo que se aprecia en todos sus espectáculos, incluso en los primeros, más negros, herederos directos del cine expresionista alemán.

El momento en que el grupo de bailarines se enlazaba y bailaban emparejados al final de «Masurca Fogo» fue uno de esos milagros que no se pueden agradecer lo suficiente. Pina me permitió que trasladara su magia al final de «Hable con ella». También tengo que agradecerle que al principio de la película ella misma bailara «Café Müller» para mí. Imposible soñar mejor comienzo para una película. No puedo explicar la emoción que me agarrotó cuando lo vi por primera vez. ¡Hay tanta determinación, fragilidad, extrañeza, dolor y ternura en esas dos mujeres de ojos cerrados y brazos y piernas imparables!

A Pina le gustaba abrazar y sentir la mejilla del otro contra la suya. Creo que es la persona de la que más fotos tengo besándonos o abrazándonos. Recuerdo muy bien su cuerpo, su torso tan leve, los brazos fibrosos, sus manos. Con un cigarrillo perenne en la mano, y su sonrisa indescriptible Pina Bausch creó un antes y un después en la danza contemporánea del último cuarto del siglo pasado. Adoraba el flamenco, y el mundo del flamenco la adoraba a ella. Esta noche iré al Candela, seguro que allí encuentro a alguien con quien llorar la muerte de Pina Bausch.

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