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José María Carrascal

Independencia ficción

Las alegrías de la CUP pueden convertirse en llanto de un momento a otro

JOSÉ MARÍA CARRASCAL

Si la democracia es responsabilidad, la de Cataluña fue tan poco democrática que incluso quienes la declararon no se atrevieron a avalarla con su nombre, escondiéndose tras el voto secreto. Poca confianza debían de tener en lo que votaban y tanto miedo en el cuerpo, ... mostrado ya por Puigdemont cuando ofreció a Rajoy convocar elecciones a cambio de que frenase a la justicia contra él y sus principales colaboradores, evidenciando una total ignorancia de la separación de poderes. Ha sido la suya una carrera de disparates hacia el abismo, al que finalmente ha caído. De ahí que los únicos alegres en la «fiesta de independencia» fueran los de la CUP, que habían logrado convertir en perritos falderos a la despreciada burguesía catalana y obligado a Rajoy a activar el artículo 155, es decir, a la confrontación abierta, en la que ellos se mueven tan bien. Pero las alegrías de la CUP, como las risas de los bebés, pueden convertirse en llanto de un momento a otro. Lo comprobarán cuando se vote y descubran que han destrozado Cataluña, mientras Podemos pierde votos a chorros en el resto de España, como les advierte Carolina Bescansa. Anticapitalistas que cobran como potentados, viven del sistema que atacan.

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