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EDITORIAL ABC

La hora de España

El impulso que ha tomado la conciencia nacional española es, sin duda, el gran acontecimiento que se alza entre tanta destrucción moral del separatismo

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La agresión separatista en Cataluña está produciendo el beneficio de reencontrar a los españoles con su sentimiento patriótico. La absurda asimilación de la bandera y del himno nacionales al régimen franquista ha hecho mucho daño a la unidad de los españoles en torno a sus ... símbolos, cuya exhibición quedaba reservada a los éxitos de la selección de fútbol. Fuera de este contexto, España ha tenido miedo a identificarse como nación, oscilando entre el negacionismo de los separatistas y la extrema izquierda, por un lado, y el patrioterismo inútil, por otro, quedando en medio quienes hacían equilibrios para que su españolidad no fuera tachada de facciosa. Desde luego, nunca ABC ha compartido esos temores. La puesta de la unidad nacional en peligro y el discurso de Felipe VI contra el secesionismo catalán han catalizado la expresión pública de una auténtica identidad política, no de un mero sentimiento silenciado. Por fin, la bandera, el himno y la Constitución son percibidos por la inmensa mayoría de los ciudadanos como los signos de la España actual, moderna, democrática y unida. Pero también heredera de una historia común sin la cual España no sería la gran nación que es hoy. Una historia común que mueve al orgullo no por haber sido siempre pacífica y ejemplar, sino precisamente, porque pese a que no lo fue, ha desembocado en una democracia europea que no pierde en la comparación con ninguna de las más arraigadas en Occidente.

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