Europa complace a Otegi
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha vuelto a condenar a España, dejando en evidencia algunos mecanismos de nuestra Justicia que pudieron corregirse a tiempo y no se corrigieron. En este caso, el beneficiado ha sido Arnaldo Otegi, de quien la Justicia europea sostiene que ... fue juzgado y condenado por terrorismo por un Tribunal de la Audiencia Nacional «contaminado» por una magistrada que en otro juicio anterior, por una causa diferente, le había preguntado si condenaba el terrorismo, a lo que Otegi se negó a contestar. Entonces, la juez le espetó en pleno juicio «ya sabía yo que no me iba a contestar», lo que ahora ha sido suficiente para atribuir a esa magistrada una falta de imparcialidad a la hora de dictar sentencia.
Es cierto que Otegi fue condenado a diez años de cárcel y que el Tribunal Europeo le niega el derecho a «compensar» o reparar su condena, de modo que solo obtiene una suerte de resarcimiento moral inocuo a efectos de la pena que, en cualquier caso, no deja de ser demoledor para nuestra Justicia. Ni se revoca de facto la sentencia ni se multa a España. Pero la juez nunca debió hacer ese comentario en pleno juicio a Otegi y participar después de otro Tribunal con el etarra de nuevo en el banquillo, porque podía ser presumible su falta de imparcialidad. Europa castiga de nuevo a España por un exceso verbal que un magistrado no debe tener en ningún caso. Pero que nadie se engañe: Europa no le ha quitado a Otegi su condición de terrorista ni le ha «compensado» eliminando su sentencia. De hecho, la condena a España supone ya, por sí misma, una «satisfacción equitativa» para Otegi, sostiene el Tribunal europeo. Pero a cambio, se retratan errores casi infantiles que la lucha de nuestro Estado de Derecho contra el terrorismo no puede permitirse, y menos sabiendo que en Estrasburgo existe un Tribunal que a menudo es demasiado solícito y complaciente con los argumentos jurídicos de etarras y separatistas. Pero la justicia española no solo tiene que serlo, sino además parecerlo. Más aún si cabe, en la Audiencia Nacional.