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Editorial ABC

España no quiere experimentos

Rajoy ha salido reforzado del debate, aunque con un severo toque de atención sobre la incapacidad del PP para reconducir su discurso contra la corrupción

Pablo Iglesias pasa por delante de Alfonso Dastis, Soraya Sáenz de Santamaría y Mariano Rajoy, en Congreso REUTERS

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Tal como estaba previsto, la moción de censura planteada por Podemos contra Mariano Rajoy resultó un fiasco para los intereses de Pablo Iglesias . La votación arrojó el desolador resultado de verse apoyado exclusivamente por socios tan poco recomendables como Bildu, ERC y Compromís, ... lo cual refleja el aislamiento sectario y extremadamente radicalizado con que cuenta Iglesias. La primera conclusión de esta extemporánea moción de censura es que difícilmente logrará Podemos en el futuro alcanzar la presidencia del Gobierno, lo cual es una buena noticia. La segunda conclusión es el papel subalterno que ha adoptado Podemos respecto al PSOE , mendigando prácticamente que en los próximos meses sea Pedro Sánchez quien promueva otra moción, aunque iniciativas tan drásticas hayan resultado fallidas las tres veces que se han planteado en nuestra democracia. Iglesias deberá meditar si el beneficio que le produce marcar la agenda política con sus golpes de efecto, con su visión de la política-espectáculo, y con iniciativas tan propagandísticas como inútiles, es superior al perjuicio que le supone ver cómo el resto del Parlamento no cae en la trampa de optar entre él o la «extrema derecha corrupta». Podemos ha visto cómo sus repetitivos argumentos dejan de surtir mucho efecto, y cómo su ambición genera más desconfianza que expectativas.

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