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El obsceno sosiego proetarra

El proceso de rehabilitación del brazo político de ETA es público y obsceno. Ya no está sujeto a ningún límite moral, que Sánchez superó hace tiempo para digerir un plan conjunto con Otegi

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Aún está a tiempo Arnaldo Otegi de que sus aliados socialistas lo salven de quedar como un fanfarrón. Cuando dijo aquello de que merecía la pena votar los presupuestos si, a cambio, sacaban de la cárcel a doscientos presos etarras, el presidente del Gobierno, Pedro ... Sánchez, y sus portavoces habituales se desmarcaron de sus palabras impostando indignación. Lo dijo el mismo día en que lamentó el «sufrimiento» de las víctimas de ETA, lo que el PSOE y sus propagandistas vieron como la condena que el mundo proetarra debía hacer. El entusiasmo de los amigos de Otegi se hizo mayor aún cuando el movimiento de presos anunció el fin de los actos de bienvenida -‘ongi etorri’- cada vez que uno de ellos era excarcelado. Al final, Otegi tendrá razón, porque los hechos confirman su arrogante sinceridad y porque el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos quiere conservar a EH Bildu como un socio preferente en Madrid y, para mañana, de gobierno en el País Vasco. El nuevo secretario general de los socialistas vascos, Eneko Andueza, está allanando el terreno para el pacto con los proetarras, si condenan la violencia, pero ya se encargarán los exégetas del PSOE de conformarse con cualquier palabrería de Otegi para dar por cumplida la condición.

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