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Editorial

Los inspectores de Hacienda ignoran que ya hay juzgados

La voracidad recaudatoria y los métodos de los inspectores de Hacienda también tienen sus límites, como el resto de servidores públicos, sin excepciones ni excepcionalidades legales

Editorial ABC

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Al debate político sobre la legalidad de las escuchas realizadas por el CNI a través del programa Pegasus se añade estos días la demanda de los inspectores de Hacienda, que vuelven a insistir con una vieja exigencia: la de transformarse en una suerte de policía fiscal, facultada para realizar pinchazos telefónicos, seguimientos personales e inspecciones al margen de las instancias judiciales que han de autorizar este tipo de movimientos. El fin -combatir con agilidad el fraude- no justifica los medios. El delito fiscal ya existe en nuestro ordenamiento jurídico, y son los jueces, como en el resto amplio del catálogo penal que persiguen los cuerpos policiales, bien capacitados para luchar contra la criminalidad económica y financiera, los únicos habilitados para ordenar una intervención de estas características. La voracidad recaudatoria y los métodos de los inspectores de Hacienda también tienen sus límites, como el resto de servidores públicos, sin excepciones ni excepcionalidades legales.

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