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Digamos terrorismo urbano

En España no hace falta cambiar el ‘modelo policial’ catalán, salvo para garantizar su lealtad constitucional. Solo hace falta llamar a las cosas por su nombre y aplicar la ley

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Más que de un salto cualitativo dado por los violentos, el intento de quemar una furgoneta de la Guardia Urbana de Barcelona es un paso perfectamente previsible en la progresión que está tomando el acoso de la extrema izquierda violenta en Cataluña. Con dos guardias ... en el interior del vehículo, lo que sucedió fue un intento de asesinato, perfectamente calificable como terrorista y como tal debería ser perseguido y enjuiciado. Menos condenas vacías y más respuestas eficaces. En Cataluña se ha pasado de la violencia callejera al terrorismo urbano, con todas las consecuencias que este cambio de denominación implica. Lo que sucede noche tras noche en las calles de Barcelona busca «alterar gravemente la paz pública», finalidad por sí sola suficiente, como dice el Código Penal, para que los hechos puedan ser tratados como terrorismo urbano. Si, además, según los servicios de información de los Mossos d’Esquadra, los ataques que reciben las fuerzas de seguridad están perfectamente planificados y ejecutados por grupos coordinados, ya no podemos hablar de jóvenes violentos, sino de grupos criminales, lo que añade más evidencia a la finalidad terrorista del vandalismo de extrema izquierda.

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