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Editorial

La agenda de una rendición

Los indultos no son un acto de generosidad con delincuentes arrepentidos, sino una estrategia política indigna que está arrodillando a millones de españoles incapaces de asumir esta extorsión

EFE
Editorial ABC

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Con Pedro Sánchez, la grandilocuencia de las palabras siempre esconde algo que supera con mucho la propaganda y la teatralidad impostada con las que suele anunciar sus decisiones. Este lunes, Sánchez ha consumado en Barcelona un atropello a la autoridad y credibilidad de nuestras instituciones, ... desde los magistrados que sentenciaron el golpismo separatista de aquel 1 de octubre de 2017, hasta el último ministro que hoy acepte rubricar unos indultos que deberían causar problemas de conciencia a más de uno. No es una pomposa «agenda del reencuentro» lo que está en marcha, sino el guion de la claudicación de todo un Gobierno y la rendición de todo un Parlamento, tomando como rehén de una injusticia a la inmensa mayoría de la sociedad. Porque no se trata de un acto de generosidad con el delincuente que se arrepiente y se compromete a no reincidir, sino de una estrategia política indigna que está arrodillando a millones de españoles incapaces de digerir una extorsión de esta magnitud. Es inexplicable que Sánchez confíe en que Oriol Junqueras y el resto de condenados no trabajen desde ahora, y en libertad, por otra declaración de independencia. Y no es ceguera, ni incompetencia, ni negligencia. Es irresponsabilidad de un presidente que exige valentía a la sociedad, pero que a su vez incurre en cobardía política, porque es el propio Junqueras quien se ríe de todos diciendo que los indultos son la prueba de la debilidad del Estado. Por desgracia, en eso tiene razón. Lo que hace Sánchez no es solo salvar su legislatura agenciándose los votos de ERC, sino pactar un cuaderno de bitácora deliberadamente ocultado a los españoles: no conocemos ni las condiciones de su pacto con ERC, ni las cesiones, ni el calendario… Pero si la única reclamación irrenunciable del secesionismo es un cambio de régimen basado en la fractura de la unidad nacional, se entiende demasiado bien por qué el Gobierno guarda un silencio tan elocuente.

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