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¿De dónde son UGT y CC.OO.?

Banderas de todas las comunidades, pero la de su país les da repelús

Luis Ventoso

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Viendo ayer las rituales manifestaciones del 1 mayo me asaltó una duda. ¿De dónde serán UGT y CC.OO.? ¿Se tratará de sindicatos japoneses? ¿Alemanes? ¿Paraguayos? ¿Representarán acaso a los currelas de Tayikistán? Para salir de la berza y aclarar mis dudas inicié una somera investigación sobre su origen e historia. UGT nació en Mataró en 1888, al hilo de un Congreso Nacional Obrero, que se celebró en Cataluña con motivo de la Exposición Universal de Barcelona. A hablar de «Congreso Nacional», aquellos pioneros entendían que se trataba de algo representativo de toda la nación. ¿Y cuál era la nación en cuestión? ¿Euskadi? ¿Catalunya? ¿La Rioja? No. España. Un tipógrafo llamado Pablo Iglesias, gallego, animó a crear la UGT, y se eligió como su primer secretario a Antonio García Quejido, de la Federación Socialista Madrileña. ¡Vaya por Dios!: resulta que la UGT es un invento español y fundado por españoles venidos de todo el país. Con la llegada de la democracia ha sido dirigida por Nicolás Redondo, de Baracaldo; Cándido Méndez, extremeño, y Pepe Álvarez, asturiano (aunque haya caído en la acomplejada ruindad de adular el separatismo).

Vamos con Comisiones. Nace al calor de células comunistas y del catolicismo obrero, y se va afianzando a finales de los años cincuenta, con huelgas mineras asturianas y leonesas. Su primer líder, Marcelino Camacho, era soriano. Luego llegaron Antonio Gutiérrez, alicantino; Fidalgo, leonés; el ferrolano Toxo y el actual líder, Unai Sordo, vasco. ¡Oh, sorpresa!: CC. OO. es algo más español que la tortilla de patata.

Pero ayer llegaron las marchas del 1 de mayo (cada vez más anémicas, por cierto). Al margen de las pancartas reivindicativas y las enseñas sindicales, en Galicia marcharon con banderas gallegas; en Barcelona, con un telón de senyeras; en Andalucía, Castilla, País Vasco, Valencia... se enarbolaban las banderas autonómicas. Pasemos a la manifestación central de Madrid: no se pispaba una bandera española, tan solo alguna tricolor republicana, pues se sigue mitificando una etapa fallida, que comparada con la democracia que hoy disfrutamos fue una auténtica calamidad. ¿Qué está pasando? Pues algo reiterativo y kakfiano: UGT y CC.OO., los dos sindicatos mayoritarios en España, se avergüenzan de ser españoles, pudor que se evapora ante la ikurriña, la senyera, la verdiblanca andaluza… y también cuando se trata de dar coba al separatismo, un fenómeno regresivo, nocivo para los intereses de los trabajadores y totalmente antagónico con el espíritu sindical, pues el independentismo postula que los nacidos en un sitio son superiores a los que nacen en otro y merecedores de derechos diferentes. Anticuados, antipatriotas y en la inopia ante los debates donde de verdad se juega el futuro laboral -véase la revolución digital-, los sindicatos son mi magdalena de Proust: los veo y me acuerdo del tapete de ganchillo que adornaba la tele Telefunken de mi abuela.

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