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La Tercera

«El chapo» Guzmán, la representación de las siete vidas del gato

«Le harían falta dos o tres vidas más pero para pasarlas entre rejas. Aunque ni aún así pagaría por todos sus atroces crímenes. Tras el último plano con el que culmina la serie “El Chapo”, sobre un fondo negro se sobreimpresiona el reconocimiento de Joaquín Guzmán de haber asesinado a “entre dos mil y tres mil personas”. El último plano con el que, a pesar de eso, no se apagará el aura del villano»

Mari Pau Domínguez

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Guadalupe, hermosa mujer de cabello negro como un abismo, está teniendo sexo con su amante, Rafael, un apuesto venezolano que lleva meses seduciéndola hasta conseguir que abandone a su marido, coja a sus dos hijos de cinco y cuatro años, Nataly y Héctor, y se ... escape con él. Con la última caricia, Rafael la agarra del pelo y la degüella. Después la decapita y guarda su cabeza en una nevera portátil con hielo, que envía al marido. El destino de los pequeños: son drogados y despeñados por un barranco de ciento cincuenta metros de caída libre. La grabación del crimen también es enviada al padre. Se trata de una escena de la serie «El Chapo» (Netflix) basada en hechos reales. Esa fue la venganza, tan verdadera como terrible, del cártel de Tijuana contra «El Güero» Palma, mano derecha del mayor y más sanguinario narcotraficante de la historia, Joaquín «El Chapo» Guzmán Loera, el «patrón» (así se les llama a los narcos líderes mexicanos) del temido cártel de Sinaloa. Los asesinatos y torturas con los que respondía Guzmán Loera a afrentas como la matanza de la familia de «El Güero» no eran menos cruentas ni salvajes. Según un ex miembro de la DEA (Agencia Antidroga estadounidense), «comparado con Al Capone o Charles Manson, “El Chapo” era un niño explorador».

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