Todo irá bien
El camino de los peregrinos
Escuchamos poco a Paul Simon y tengo razones para creer que seremos recibidos en Graceland
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Iniciar sesiónSon ya sólo agresivas y violentas las causas de nuestra era. Vox y Podemos, el feminismo y el animalismo, el ecologismo y el independentismo se hermanan en el resentimiento, en el odio, en la mala leche con que convierten al adversario en el enemigo; y ... en el detallado despliegue de maldad que han ideado para destruirlo. Son sólo insultantes y demoledoras las causas de nuestro tiempo y ya nadie protege el camino de los peregrinos. Escuchamos poco a Paul Simon y tengo razones para creer que seremos recibidos en Graceland.
Los que hoy quieren cambiar el mundo sólo nos han contado a quién detestan y cómo quieren destruirlo. Esperamos aún de ellos alguna idea adulta y creíble, madura, plausible, ni que sólo sea una, para mejorar lo que tenemos, pero parecen como cansados cuando terminan de expresar su odio y no suelen ser capaces de decir nada más. Como si no viviéramos en la prosperidad más segura de la Historia, como si no tuviéramos que dar cada día las gracias, como si no fuéramos los niños mimados de Dios, entre Puigdemont y Hermann Tertsch y la granjera que dice que los gallos violan a las gallinas se filtra cada día la anunciación de un apocalipsis inminente que por supuesto nunca acaba de llegar, mientras continuamos rebotando en Graceland.
No sé si es por un exceso de excedente, o por habernos llevado a la boca más comida de la que podemos masticar, o porque hemos olvidado los minuciosos mecanismos del mal, y cómo se desencadena, pero nos hemos abandonado al recelo, a la desconfianza, a la mezquina vulgaridad del catastrofismo, a la bulimia de los derechos. Y somos yonquis de la queja y olvidamos el deber de ser agradecidos. Hemos cedido el púlpito a los personajes más amargos de la Tierra y ya nadie defiende la alegría, la luz que nos ha traído hasta aquí, el pan nuestro de cada día. Ya nadie celebra la vida, que es una maravilla; ya nadie se emociona ante los milagros y los prodigios, ya nadie protege el camino de los peregrinos.
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