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El batallón, de uno en uno

Francina y los problemas

La reacción de Armengol ante el carrusel de líos en Baleares (líder europeo en caída del PIB, con un 22 por ciento) suele ser negar la evidencia, lavarse las manos o echar la culpa al primero que pase por allí. Y todo, por supuesto, solo en catalán

Álvaro Martínez

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Poca cosa parece la purga de un policía municipal de Palma, chivo expiatorio que pagará el pato de aquella incursión de Francina Armengol en una madrugada sometida a las restricciones horarias anti-Covid que ella misma había decretado y que terminó en un bar de ... copas hasta que llegó el agente a preguntar «¿qué hacen ustedes aquí dentro?». La versión oficial es que al grupo celebrante, comandado por la presidenta de la Comunidad, no le quedó más remedio que meterse en el garito para que uno de ellos se recuperara de un soponcio. Vamos, lo que hace todo el mundo, nada de llamar al 061 o llevarle a Urgencias. «Desmayo-dónde hay un bar que me meto» es un binomio de lo más normal en el comportamiento humano.

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