Fantasmas y Castillos (VII)

La corona de hierro al rojo vivo «por amor» en Pedraza

David Felipe Arranz

La fortaleza fue el escenario de una tortura que sigue dando escalofríos: don Sancho de Ridaura 'adornó' con espinas incandescentes la cabeza del cura Roberto, amante de su esposa doña Elvira