La checa Skoda, alentada por Moncloa, presenta una oferta de fusión a Talgo con Criteria de fondo

Así, ayer, Talgo confirmaba a los mercados que había recibido una propuesta de fusión de la compañía checa en plena opa de los húngaros. Un nuevo actor en el culebrón de la compañía de fabricación de trenes española que, por el momento, no vislumbra un desenlace cierto, más bien todo lo contrario: «En relación con la información publicada en prensa sobre el posible interés de Skoda Transportation, informamos que la sociedad ha recibido de Skoda una propuesta de 'combinación de negocios y de integración industrial'», decía el comunicado enviado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Los expertos consultados apuntaban precisamente al mismo hecho relevante de Talgo para dilucidar lo poco clara que es la propuesta, ya que el planteamiento de Skoda todavía parece ser incipiente, porque, como dice el propio operador español, «la propuesta no contiene la oferta económica que realizan».

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Por ello, para poder dar los siguientes paso, Talgo reclama que la empresa checa le dé «información detallada de la propuesta y, en concreto, que indique si implica el ofrecimiento a los accionistas de la sociedad de una contraprestación superior a la ofrecida por GanzMavag Europe Zrt en la opa anunciada el pasado 7 de marzo y si ésta se satisfaría en efectivo, y que explique sus actuales capacidades industriales y financieras». La oferta húngara es de 5 euros por acción, lo que implica un desembolso de 620 millones por el 100% de la española.

Según ha podido saber ABC en fuentes del sector y con los datos de la memoria 2023 del grupo checo en la mano, Skoda Transportation no es precisamente la compañía perfecta para 'salvar' a Talgo. No en vano, la compañía checa registró en dicho ejercicio un ebitda negativo de 17 millones de euros y un resultado después de impuestos también negativo de 78 millones.

Las fuentes consultadas recuerdan que se trata de una empresa de ingeniería sin presencia relevante en Europa occidental, que diseña y fabrica componentes para ferrocarriles y que no tiene vínculos con Skoda Auto, el fabricante de automóviles, aunque sí tiene raíces históricas comunes.

La compañía, además, no está especializa en la fabricación de trenes de alta velocidad –que es lo que necesita la española–, si no que se centra en fabricar componentes para vagones y locomotoras para transporte público, como sistemas de metro, tranvías, autobuses eléctricos y otras actividades.

Coinciden las fuentes del sector al recordar, por ejemplo, que Skoda Transportation ha tenido un desempeño inferior al esperado en la entrega de locomotoras y unidades eléctricas múltiples a Alemania, lo que podría derivar en su exclusión del panel de proveedores del gigante alemán Deutsche Bahn, un mercado que se antojaba clave para sus ingresos. Asimismo, en 2023 se adjudicó contratos en Egipto y Uzbekistán que nunca ha entrado en ejecución al no lograr por parte del Estado checo créditos a la exportación, entre otros motivos porque la República Checa es un país pequeño con un rating crediticio modesto y las ayudas a la exportación se centran en la industria automovilística.

Lo cierto es que el nombre de Skoda saltó al parqué después de que el Gobierno de Sánchez hiciera nada más anunciarse la oferta húngara una amplia labor de prospección de posibles inversores para contrarrestar la de Magyar. No en vano, se lleva semanas especulando con una posible oferta de la checa, que ahora se va concretando en una hipotética fusión, si bien no ha sido el único inversor al que ha acudido el Ejecutivo.

La Moncloa trató en su momento, sin éxito, de que Criteria Caixa, el holding inversor de la Fundación 'La Caixa' presidido por Isidro Fainé, entrara en la operación y dejara sin opciones a Magyar Vagon. La sociedad de Isidro Fainé, que siempre supeditó su entrada en Talgo a la aparición de un socio industrial, terminó dando portazo al Ejecutivo lo que, tal y como avanzó ABC, obligó a este a recorrer Europa en busca de otras opciones, como hizo con Skoda. Ayer, Criteria declinó hacer cualquier tipo de valoración al respecto.

Así las cosas, es de sobra conocido que el principal accionista de Talgo, Trilantic, está dispuesto a vender su participación de alrededor del 40%. Pero el Gobierno no quiere que eso acabe en una venta a los húngaros. Cuando el consorcio Ganz Mavag (Magyar Vagon) lanzó su opa, varios ministros del Ejecutivo pusieron a Talgo el cartel de estratégica para arrogarse la capacidad de vetar la llegada de los húngaros mediante la normativa del escudo antiopas, que permite al Gobierno tener que autorizar operaciones de inversión extranjera.

No obstante, los inversores apenas se inmutaron ante una operación que parece complicada de cristalizar, aún cuando haya sido alentada por el Gobierno español, que fundamenta su rechazo en que la húngara está próxima al primer ministro de extrema derecha Viktor Orbán, relacionado a su vez con el gobierno ruso de Vladimir Putin, algo que los propios húngaros, por tierras españolas estos días, se han esforzado en desmentir.

La cotización de Talgo se movió ayer ligeramente por encima de los 4 euros, a mucha distancia de los 5 euros ofertados por Ganz-Mavag, una señal de que el mercado da pocas opciones a la propuesta alternativa de Skoda.