Tres soluciones que dan una segunda vida al contenedor verde de tu barrio
Un grupo de arquitectos ha completado la cadena del reciclado de vidrio, introduciendo también los iglús donde se deposita este material 100% recuperable, transformándolos en gallineros, refugios de montaña y espacios de juegos
Gallinas
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Un grupo de estudiantes de Arquitectura de la Unversidad CEU San Pablo ha diseñado un tipo de refugio móvil para gallinas que aprovecha la estructura de los contenedores de vidrio que pueden encontrarse fácilmente en las calles de cualquier localidad española. El objetivo que persiguen consiste en brindar una segunda oportunidad a estos iglús: hay casi 212.000 repartidos por toda la geografía española y cada día, de media, albergan dos millones de kilos de vidrio; un material 100% reciclable de cuya gestión en España se ocupa Ecovidrio , entidad sin ánimo de lucro que también participa de la iniciativa que desarrolla la institución académica madrileña.
El equipo formado por la profesora Aurora Herrera y los alumnos Andrea García, Anais Porras, Carmen Huestamendia, Iván Ordoñez y Gerardo Martínez ha estudiado la viabilidad de esta y otras dos ideas -de entre un brainstorming de 50 propuestas- para el reciclado de contenedores de vidrio .
El refugio móvil para aves consta de dos partes diferenciadas e independientes entre sí: el corral de picoteo (un armazón de malla por los lados y el techo) y la caseta (para dormir y cuando arrecia el fríos, el viento o la lluvia).
Bebedero
«Cada gallina necesita una media de un metro cuadrado de espacio interior de cobijo y tres metros cuadrados de espacio exterior adyacente», explican los autores, que han tenido en cuenta tal información a la hora de concretar los gallineros y los corrales. Asimismo, para asegurar el bienestar de las aves, han construido un nido por cada cuatro gallinas. «Los nidales cumplen los requisitos de comodidad, oscuridad, frescura e higiene», aseguran. Los dormideros , por su parte, consisten en listones separados unos de otros, pero situados al mismo nivel para evitar que las gallinas se peleen o ensucien.
No se estimula la puesta de huevos
Si cualquiera entrara en el gallinero notaría una penumbra que, por supuesto, favorece que las aves, que son capaces de percibir intensidades de luz muy bajas, descansen cuando el sol se pone. Los huecos del refugio móvil permiten solo la entrada de luz natural, por lo que no se estimula de forma artificial la reproducción y la producción de huevos. Tanto la ventilación , para eliminar los gases tóxicos que se producen en el gallinero, como la temperatura (entre 20 y 22ºC) también se controlan.
Refugio móvil para aves
El techo y el suelo del refugio móvil para gallinas presentan una inclinación para propiciar que el agua de lluvia se escurra y no se estanque, comenta el equipo de arquitectos.
Los materiales necesarios para hacer realidad su idea serían el PVC y la madera. Los bebederos estarían fabricados a partir de plástico, resultando más fáciles de lavar y permitiendo que el agua se deslice sin originar charcos. Los comederos, en cambio, se pueden construir con madera , pero pensados de forma que las aves no puedan introducirse en ellos para que no desperdicien el alimento.
Pueden instalarse en jardines o fincas dedicados a la obtención de abono, ganadería y alimentación
Las gallinas no solo proporcionan huevos. La gallinaza , como se conoce al estiércol que este animal produce, constituye uno de los mejores fertilizantes conocidos por su alto contenido de nutrientes, puede usarse en horticultura y cultivos extensivos, recuerdan desde CEU San Pablo, que considera que estos refugios móviles para aves suponen una alternativa sostenible e interesante para su instalación en jardines, fincas suburbanas o suelos rústicos dedicados a la obtención de abono ecológico, ganadería y alimentación de baja escala.
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Rescate de montaña
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Los contenedores de vidrio también podrían servir como refugios de montaña en caso de emergencia debido a condiciones meteorológicas adversas.
«Se utilizarían redes elásticas fácilmente enganchables a los puntos de anclaje del iglú para guardar el equipaje y a modo de hamaca para evitar el contacto con un suelo, por ejemplo, húmedo. Asimismo, un sistema de hinchado de suelo mediante un fuelle de piel permitiría aumentar el confort de los ocupantes del refugio», explica el equipo de arquitectos de la CEU San Pablo.
Los alumnos de la universidad madrileña también introducirían en la remozada estructura, destinada al depósito del vidrio que generan los hogares para su posterior reciclaje, un botiquín , un localizador GPS , una luz nocturna de localización, un kit de supervivencia del ejército y un panel solar.
«Los refugios pueden destinarse a puestos de vigilancia de nuestro ecosistema para naturalistas», sugieren sus impulsores.
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