Mario Rodríguez: «Somos contrarios a que cambie la Ley de Costas, ha funcionado bien»
Acaba de ser elegido nuevo director ejecutivo de Greenpeace, la organización ecologista con más socios en España. Su estrategia la tiene clara: complementar la protesta con la búsqueda de soluciones verdes
ANTONIO VILLARREAL
El repentino abandono de Miren Gutiérrez como directora ejecutiva de Greenpeace el pasado 1 de diciembre, coincidiendo con el comienzo de la Cumbre de Durban , obligó a la organización a un proceso acelerado de búsqueda de un sucesor. El elegido ha ... sido Mario Rodríguez , que tras estar «literalmente, media vida» dentro de la ONG, asume sus riendas con el optimismo necesario para afrontar un escenario convulso y de muchos frentes abiertos para el ecologismo.
- De un director ejecutivo de Greenpeace se espera cierta continuidad con sus antecesores en la mayor parte de los temas, pero hemos visto estilos muy diferentes en Juan López de Uralde y Miren Gutiérrez, ¿cuál es su estilo de gestión?
-Está claro que cada director marca su impronta. Por un lado están las campañas internacionales de Greenpeace: cambio climático y energía, conservación de la biodiversidad en océanos y bosques, transgénicos... Ahora vivimos un momento interesante en que el tablero social está cambiando, la sociedad civil está levantándose de la resignación, no hablo sólo del icono 15-M, en general, y creo que Greenpeace tiene que escuchar mucho lo que hay en la calle, adaptar su forma de trabajar e insertarse en este movimiento ciudadano. En ese contexto hay que saber moverse y aportar soluciones que se traduzcan en nuevos yacimientos empresariales y nuevos empleos. Pero me gusta el reto, no podemos permitir que la agenda ambiental se margine.
-No sólo hacer protesta sino tratar de ser constructivos.
-Claro. Protestar está bien y a veces hay que protestar, pero también soluciones. Y lo hemos hecho siempre, pero no ha tenido el mismo peso que la protesta y ahora podría haber una oportunidad para equilibrar estas dos cosas. La gente necesita un mensaje positivo. Ahora bien, esto no nos va a impedir decir que hay que demoler El Algarrobico, que hay que cerrar Garoña, que no se puede construir el ATC desoyendo un informe técnico, hecho que vamos a denunciar, que no se puede construir el oleoducto Balboa o que no se puede dragar el Guadalquivir. Pensamos que se puede generar empleo, esperanza y desarrollo sin necesidad de destruir el medio ambiente.
-El hecho de que en España existan competencias ambientales a tantos niveles, ¿dificulta la labor de un ecologista?
-Sí, España es un país complejo, con competencias ambientales a todos los niveles y necesitamos grupos locales en todas las comunidades autónomas. Necesitamos una mayor vertebración territorial. Por ejemplo, en la catástrofe del Prestige no potenciamos el que vinieran voluntarios. Analizamos el fuel, vimos su toxicidad, establecimos las medidas de control para los trabajadores y qué tenían que llevar puesto, aportamos el valor añadido que surge de estar pegado a los problemas pero queremos tener mayor capacidad de respuesta.
-¿Qué cosas puede ofrecer Greenpeace al gobierno actual?
-Hay discrepancias irreconciliables en algunos temas, pero la reunión que tuvimos con el ministro Arias Cañete fue muy franca y cordial, la verdad. Para nosotros los momentos de crisis son momentos de oportunidad. Nosotros le pedimos que nos diera la oportunidad de explicar por qué pedimos un espacio 100% renovables, por qué es viable técnica y económicamente y además es un yacimiento de empleo.
-¿Y qué respondió el ministro?
-Fue receptivo. Hablamos además de la reforma pesquera, ya que llevamos diez años trabajando con pescadores de bajura, los artesanales, que son el 80% de la flota y es donde se genera empleo. Las ayudas de Europa deben ir a ellos sobre todo y no a las flotas industriales únicamente.
-Se ha propuesto reunirse con ustedes cada 45 días, ¿les complace esta actitud?
-Claro, ojalá sea cada 45 días. Las agendas de los ministros se van complicando a medida que transcurre la legislatura pero se ha comprometido a vernos con cierta regularidad. Es importante porque nos concede interlocución social y porque podremos elaborar una hoja de ruta con temas concretos. No vamos a vernos cada 45 días sólo para charlar. Pero nos gusta porque parece una relación madura, sabemos que vamos a discrepar y a protestar pero que esto no va a romper el diálogo.
-¿Son escépticos sobre la reforma de la Ley de Costas?
-Somos escépticos porque es una ley jurídicamente compleja. Lleva vigente desde 1988 y ha habido multitud de procesos judiciales que el ministerio de turno, en distintos gobiernos, ha ido ganando, creemos que es una ley que ha funcionado bien. Se podrá aplicar mejor o peor en algunos sitios, pero el concepto de que el litoral es patrimonio de todos es muy importante. No podemos volver a la época en que cada hotel se cogía su trocito de playa y no se podía pasar. Somos contrarios totalmente a que se cambie la Ley de Costas, es una buena ley.
-Cambiando de ministerio, ¿cuál es su percepción sobre las medidas en energía?
-Los mensajes que están dando son de una gran contundencia política pero se quedan en grandes declaraciones, exceptuando la moratoria a las renovables donde hay un real decreto. Es un gran error tomar decisiones de este calado sin saber qué marco energético se quiere ni debatirlo. Reabrir Garoña es un error, el propio ministro Soria dice que en España se produce mucho más de lo que se consume, por lo que no tiene sentido. Además, había un plan de desarrollo económico para la zona: la gente que saliera de Garoña no se iba a quedar en la calle, pero parece que estos empleos tienen más valor que los de las renovables, ya que a las pocas semanas se paran las primas y se van 20.000 personas a la calle.
-Salió unos meses de Greenpeace para colaborar en el proyecto Equo de López de Uralde. La campaña del partido tuvo bastante repercusión, dados los modestos medios. En adelante, ¿seguirán una estrategia parecida en Greenpeace?
-Sí, lo mejor de mi experiencia en Equo ha sido ver el tremendo poder que tiene la gente cuando se moviliza por algo en lo que cree y de lo que se siente partícipe. Como no queríamos créditos de bancos, invertimos una cantidad de dinero pequeña, lo que nos daba la gente. Hicimos la campaña electoral con 80.000 euros, ¿qué pasa? Que había convicción, dabas responsabilidad a la gente para que hicieran un efecto repetidor. Hay cosas que se pueden aplicar ahora en Greenpeace. Con muy pocos medios puedes tener una campaña de movilización muy fuerte cuando lo que tú planteas es atractivo para la sociedad.
-¿Seguirán realizándose acciones tan espectaculares como las de escalar la chimenea de la central de Cofrentes con una pancarta contra la energía nuclear?
-Por supuesto, somos activistas y estas acciones no violentas son la seña de identidad de Greenpeace. Tenemos la suerte de tener entre nuestros 100.000 socios a muchos activistas, desde escaladores a buzos. Pero esto no lo hacemos por capricho, sino porque sin estas acciones el problema jamás saldría en los medios.
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