El cambio climático, imparable, deja notar sus efectos en todo el mundo
Las inundaciones se multiplican en el hemisferio norte mientras la sequía se generaliza en el sur, los grandes iceberg se retraen y la temperatura media de la Tierra sigue en aumento. Mientras el cambio climático sigue su curso, las emisiones de CO2 a la atmósfera ... no dejan de crecer.
Los síntomas son claros, las señales, inconfundibles. El clima está cambiando, y el hecho mismo de que nos estemos dando cuenta de ello debería ser más que suficiente para echarse a temblar. El motivo es sencillo. El cambio climático es uno de esos procesos que la Naturaleza tiene siempre en marcha, lenta pero continuamente. Y los cambios naturales no son fácilmente perceptibles a lo largo de una sola generación. Hace falta mucho más tiempo para que un cambio natural de clima deje ver sus efectos, siglos o milenios.
Las señales del cambio
Sin embargo, la humanidad asiste, sin que acertemos a encontrar soluciones, a un cambio climático extraordinariamente rápido, con variaciones concretas y medibles en espacios de tiempo mucho más cortos: décadas, incluso años.
La lista de esos signos es larga. Basta fijarse en la temperatura media de la superficie terrestre, que se ha incrementado en 0,6 grados desde 1900. O en el nivel del mar, que crece a un ritmo de cerca un centímetro por década. O en la capa de hielo del Ártico, cuyo espesor se ha reducido un 40 por ciento en los últimos cuarenta años. O en los grandes glaciares, que no dejan de menguar. O en el hecho de que el hielo se forma en los lagos cada vez más tarde en otoño, y se derrite cada vez más pronto en primavera. Por no hablar de las lluvias, que en el hemisferio norte no dejan de aumentar, provocando inundaciones y catástrofes hasta ahora desconocidas, mientras que en Asia y África siguen disminuyendo, provocando periodos de sequía cada vez más largos. Incluso los pagos efectuados por las compañías de seguros por daños debidos a tormentas e inundaciones es un indicativo fiable: de los 2.000 millones de dólares anuales en la década de los 80 a los más de 30.000 de los 90...
Mientras, la emisión de dióxido de carbono, el principal de los gases de efecto invernadero, sigue aumentando en todo el mundo, especialmente en Asia y Estados Unidos, a pesar de los llamamientos de la Convención para el Cambio Climático de la ONU en 1992 y el protocolo de Kioto, que en 1997 intentó regular las emisiones de gases a la atmósfera. La emisión per cápita de dióxido de carbono oscila, hoy, desde las 5,5 toneladas por persona y año de los norteamericanos a las 0,3 de los africanos, mientras que los europeos nos mantenemos en las 2,5 toneladas.
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