Uno de cada cinco litros de agua se pierde en la red de abastecimiento

El gas es inyectado en las redes de distribución, disolviéndose en el agua -cuyas condiciones no se ven afectadas por el gas- y liberándose lentamente por el punto de fuga a través del terreno. De esta manera se permite la localización sin interrumpir el suministro, «con la mejora que esto reporta al ciudadano», explica Asunción Martínez, directora de Concesiones España de Agbar, que utiliza esta tecnología -llamada iDROLOC- desarrollada en el grupo en el marco de un «ambicioso» plan de inversiones.

«Datos como que la dotación de consumo de agua por habitante y día esté en España en los niveles más bajos de Europa son consecuencia de un ejercicio de responsabilidad de la sociedad y de mejoras continuas en la gestión», pero es «importante seguir concienciando a los ciudadanos acerca de todo el esfuerzo que hay detrás del hecho cotidiano de abrir un grifo», explica Martínez. «Las diferentes administraciones y las empresas suministradoras tienen la responsabilidad de seguir promoviendo inversiones encaminadas a los objetivos de optimización». En esta asignatura pendiente, la innovación es la clave. Y es que el helio solo da respuesta a un problema de muchos.

En zonas en las que las condiciones meteorológicas, junto a la concentración de población, convierten el agua en un recurso escaso, «tiene que combinarse el uso de fuentes de suministro alternativas junto con el agua proveniente de la captación tradicional». La innovación pasa, además, por la reutilización «para cubrir demandas diferentes del consumo humano como riego de zonas verdes, baldeo de calles, fuentes y lagos ornamentales». Es el caso de la doble red que riega 446 hectáreas en la ciudad de Alicante, lo que supone un 70 por ciento de las zonas verdes del municipio.

Las «soluciones inteligentes» son aliadas para conseguir una gestión «óptima». En este sentido, algunas de las propuestas desarrolladas por Agbar son: la monitorización de forma continua de la calidad del agua a la entrada de las potabilizadoras; centros de control de la red con el objetivo de garantizar la continuidad del servicio; la puesta en marcha de la tele-lectura a través de una oficina virtual en la que se pueden consultar datos de consumo y configurar alarmas para detectar fugas y anomalías, o un sistema de modelización avanzada de la calidad de las aguas de baño en zonas costeras. Con este último sistema se dota de herramientas al ayuntamiento en cuestión para cerrar puntualmente una playa por no cumplir los parámetros de calidad.

Para Asunción Martínez, estos proyectos responden a la voluntad de Agbar de «velar por el desarrollo sostenible, que debe sustentarse en el conocimiento, los recursos humanos y la innovación», y vincularse con el aspecto ambiental, «minimizando» el impacto en nuestro entorno, pero también con el social. En su opinión, «un modelo económico más verde se logra invirtiendo en tecnología, desarrollando fuentes renovables, mejorando la eficiencia, reduciendo el desperdicio de alimentos, y haciendo que el acceso al agua sea, de verdad, un derecho universal».