La camioneta del Conde Volpi, un Ferrari 250 GT muy especial
Esta historia arranca en el otoño del año 1961, con un protagonista, el conde Giovanni Volpi di Misurata, dueño de la famosa escudería de carreras Serenissima
En las 24 Horas de Le Mans de 1962 una extraña avería cortó una buena carrera
En la X edición de Le Mans Classic disputada del 30 de junio al 3 de julio pasados, formidable retrospectiva de las 24 Horas de Le Mans que reúne en las diferentes pruebas a ochocientos coches clásicos de competición en pista ante los ojos ... de ciento noventa y cinco mil espectadores, un Ferrari 250 GT se salía del asfalto sufriendo bastantes daños.
Es uno de los escasos ejemplares de 250 GT construidos por Ferrari y, sin embargo, algunos puristas no le consideran un verdadero Ferrari. Y es que la historia de este ejemplar, apodado como «Breadvan», es muy curiosa y controvertida.
Serenissima
Esta historia arranca en el otoño del año 1961, con un protagonista, el conde Giovanni Volpi di Misurata, dueño de la famosa escudería de carreras Serenissima, así llamada en recuerdo de la República de Venecia. Por cierto, que su multimillonario padre, político y financiero, fue el fundador del Festival de Cine de Venecia.
El conde Volpi compra la berlineta 250 chasis corto y carrocería de aluminio con el que el piloto belga Olivier Gendebien (cuatro veces ganador de Le Mans) acaba de terminar segundo, junto a Lucien Bianchi, del Tour de France Automobile. Como en el caso de los otros dos 250 GT de la escudería, este tercero es pintado de rojo y en los flancos se plasma el escudo de la familia Volpi. Y en los 1000 Kilómetros de París, Maurice Trintignant y Nino Vacarella, sitúan este 250 GT en tercera posición, tras dos coches oficiales de Ferrari.
Precisamente el equipo de Maranello vive en ese periodo un momento complicado. En 1961 Laura Dominica Ferrari, la esposa de Enzo influye mucho en la dirección de la empresa. Para algunos, eso es demasiado. Las disputas se multiplican y un grupo de ingenieros decide quejarse al Commendatore… Y terminan en la calle el director deportivo Romolo Tavoni y los ingenieros Carlo Chiti, que era el director técnico de la Scuderia, y Giotto Bizzarrini.
Giotto Bizzarrini, creador de la transformación del Ferrari 250 SWB
De repente, el pequeño grupo de «expulsados» va a usar sus conocimientos para su propio proyecto y funda ATS, o Automobili Turismo e Sport. Para financiarlo, recurren al Conde Volpi, propietario de la Scuderia Serenissima, fiel cliente de Ferrari.
En este momento, Giovanni Volpi tiene dos 250 GTO pedidos. Contaba con estos para su temporada de 1962. Pero cuando Enzo Ferrari se enteró del apoyo del aristócrata a sus antiguos empleados, cancela el pedido.
Inevitablemente, del lado de la Scuderia Serenissima el impacto es importante. Se declara la guerra y Volpi prepara sus armas. La ira es mala consejera, se calma y reflexiona. Ahora tiene que encontrar un medio para vencer a los 250 GTO (Gran Turismo Omologata), que Ferrari presenta en febrero de 1962 para competir en esa temporada.
Volpi da el paso y encarga a Bizzarrini, que ha desarrollado el coche de Maranello antes de irse, que cree un rival al mismo.
La mano de Giotto Bizzarrini
Bizzarini toma el 250 GT comprado a Gendebien, y afronta una profunda transformación del mismo. Los puntos clave son una menor altura de la posición del motor, que también se centra más en un chasis muy cambiado, y una nueva carrocería. El motor es transformado por dos expertos de Módena, Neri y Bonacci. La carrocería es realizada también en Módena, en «l'officine» Sports Cars, de Piero Drogo. Con su parte trasera cortada siguiendo los principios aerodinámicos de Kamm, esta carrocería (más baja que la de los GTO) deja perplejo a todo el mundo y levanta muchas discusiones. Italianos y franceses la bautizan como «la camioneta», mientras que los ingleses utilizan el termino de «Breadvan», textualmente «la furgoneta del panadero».
La cola cortada, que le valdrá el sobre nombre de Breadvan, le permitía ganar velocidad punta
En la categoría «Experimental» competirá en las 24 Horas de Le Mans de ese año de 1962, pilotado por el italiano Carlo Maria Abate y el británico Colin Davis. En la primera hora de carrera, la «camioneta» Serenissima ocupaba la novena plaza de la clasificación general, por delante de todos los GTO, y eso que estaban pilotados por nombres más prestigiosos (Guichet, Vaccarella, Ireland, y Gregory) que los del coche de Volpi. En la segunda hora el Serenissima ya había subido dos plazas y se encontraba tras el Sport Prototipo oficial de Ferrari, pilotado por Baghetti y Scarfiotti, lo que indicaba todo su potencial
¿Manipulación?
Pero en la tercera hora se rompe una transmisión. Y lo mismo ocurre a otro coche del equipo de Volpi, el Testarossa 61 Serenissima de Gurney y Bonnier. Esta coincidencia, de tipo de avería y a la misma hora, extraña a Volpi y más aún cuando los mecánicos descubren que faltaban bolas en los rodamientos de ambos coches. Como las transmisiones habían sido montadas en Ferrari, Bizzarrini estaba convencido que las averías eran el resultado de una práctica poco ética por parte de su antiguo equipo.
Luego el «Breadvan» gana una carrera menor en Brands Hatch, y logra la victoria en su categoría, en una famosa carrera en cuesta suiza, Ollons Villard, con Abate. Y termina su trayectoria en los 1000 Kilómetros de París de 1962, con Ludovico Scarfiotti y Colin Davis en la tercera plaza, tras los GTO de los hermanos Rodríguez, y de Surtess-Parkes.
Gunther Sachs y los gendarmes
Al conde le gustaba acudir al Gran Premio de Mónaco, como espectador, con uno u otro de sus Ferrari de carreras, incluso con varios que prestaba a sus amigos. El solía reservarse el Testarrosa 1961 que aparcaba en el Hotel de París, lugar de cita de todos los que eran «alguien» en la Fórmula 1. En 1962, el conde prestó el «Breadvan» a su amigo el multimillonario play-boy alemán Gunther Sachs. Un día, Sachs, acompañado de una de sus bellas conquistas, debía ir bastante rápido cuando dos gendarmes iniciaron su persecución y acabaron alcanzándole…, claro está ayudados por un embotellamiento. Gunther Sachs pasó la noche en el calabozo y el Serenissima permaneció en manos de la policía durante un tiempo.
Tras una gira poco exitosa por los Estados Unidos, el «Breadvan» será utilizado como coche de diario por el propio Volpi hasta mayo de 1965. Es entonces cuando lo pone a la venta en consignación en un concesionario Ferrari en Roma. Y es un estadounidense, fanático de Ferrari, el que lo compra por menos de 3000 dólares, que ha de pedir prestados a su madre. Cuando llegó a los EE. UU, el 250 GT fue repintado de rojo y, sobre todo, con el distintivo de Ferrari, que había sido desplazado por el de Scuderia Serenissima hasta entonces.
En los Estados Unidos pasa por manos de varios dueños y aterriza en Los Ángeles. Los actores James Garner y Steve McQueen incluso lo prueban con vistas a comprarlo, pero ninguno de los dos se decide. Los años 70 y 80 vieron el Ferrari navegar entre bastantes propietarios. Participa, de vez en cuando, en carreras históricas en manos de un coleccionista. Este acude a Europa invitado en 1987 al 25 aniversario de los GTO, viaje que aprovecha para llevar su coche a Módena, al taller de Aldo Sillingardi y Gianni Dienna, especialistas de la época en restauraciones de Ferrari, donde se le devuelve a la configuración de Le Mans de 1962.
Desde entonces, aunque ha vuelto a cambiar de manos muchas veces, se puede ver en multitud de eventos de coches históricos como el Grand Prix de l'Age d'Or, el Le Mans Classic, Goodwood o el Silverstone Classic.
En la actualidad se le puede ver en las competiciones más importantes de clásicos
Hoy día este Breadvan de Serenissima es considerado como uno de los Ferrari más especiales que, sin pertenecer en realidad a la exclusiva familia de los GTO, su trayectoria está ligada a su leyenda.