Nos vamos de ruta con el Fiat 500e: Peregrinación en modo eléctrico

Entre Sevilla y la ermita del Rocío hay 88 kilómetros. Un trayecto que transcurre mayoritariamente por autovía, salvo los últimos 25, desde Bollullos del Condado, que son por una carretera comarcal, sin excesivas dificultades. En total son cerca de 170 kilómetros entre ida y vuelta.

Elegimos el Fiat 500e para peregrinar de manera limpia, un pequeño modelo eléctrico con motor de 118 CV y batería de 42 kWh, que ofrece 320 km de autonomía homologada bajo el ciclo WLTP. Una autonomía que en realidad se reduce a 250 kilómetros a pesar de hacer una conducción contenida. El recorrido saca al vehículo eléctrico fuera de lo que es su entorno natural, la circulación urbana, en la que el coche rara vez supera los 50 km/h. Sin embargo, la prueba la hacemos en carretera, con vehículos que marchan a 120 km/h. Lo primero que tenemos que hacer es cambiar el chip al entrar en la autovía con un coche eléctrico urbano, porque la inercia y la velocidad media del resto de vehículos, te invitan a pisar el acelerador.

El Fiat 500e no tiene ninguna dificultad en circular a 120 km/h a pesar de su pequeño tamaño y se tutea con el resto de vehículos que circulan a su alrededor. Sin embargo, hay que ser consciente de que si caes en la trampa y marchas al límite permitido, verás como la pila de combustible desciende forma vertiginosa. Cuando llevábamos unos 30 km recorridos (un 25% del total del trayecto que queríamos realizar), la batería había caído por debajo del 80%, lo que hizo saltar las alarmas si queríamos completar la peregrinación.

¿Cómo conseguirlo? Hay dos formas, reducir la velocidad de marcha de forma manual o aprovechar los modos de conducción que incorpora el Fiat 500e -Normal, Range y Sherpa-. Lo que más diferencia al primero de los otros dos es el nivel de retención del motor eléctrico, porque en el normal no se produce (al levantar el pie del pedal del acelerador el coche sigue avanzando por su inercia), pero en los otros se puede conducir el coche en la mayoría de situaciones sin tener que usar el pedal del freno. El modo Sherpa está ideado para obtener la mayor autonomía posible, y lo consigue limitando la velocidad máxima a 80 km/h, cambiando la respuesta del acelerador y desactiva el climatizador.

En marcha, el 500e tiene una magnífica calidad de rodadura, aislamiento acústico y con una suspensión impecable. Sus reacciones ante maniobras bruscas cuando el tráfico lo requiere, son seguras, se comporta casi como una moto en trayectos urbanos. El interior, sin ser especialmente amplio, es acogedor. La postura al volante resulta cómoda porque el asiento ya no está tan alto respecto al suelo y el volante se ajusta no altura y en profundidad. El maletero tiene 185 litros de capacidad, suficiente para transportar dos maletas trolley y una bolsa de mano.

Cuando el nivel de carga de la batería llega al 4 %, desaparece el dato de autonomía del ordenador de viaje y se activa automáticamente un cuarto modo de funcionamiento, el modo Tortuga. Dicho modo limita la potencia del motor y desactiva los componentes eléctricos no esenciales (y además el conductor no los puede volver a activar). Adicionalmente, en el cuadro de instrumentos aparece un testigo de alerta. Por suerte completamos el recorrido sin problemas y regresamos a Sevilla con un 12% de carga en la batería.