Probamos el BMW 840i, el gran turismo de BMW

Durante estos 20 años, los amantes de los GT echaban de menos un modelo de estas características en la gama de BMW, pero esto se ha acabado con la llegada a la escena del modelo que examinamos aquí: el nuevo BMW 840i.

Esta versión del Serie 8 de BMW cuenta con el motor de 6 cilindros en línea con doble turbo con una potencia de 340 CV y, lo que es mucho más interesante, un par motor de 500 Nm que, además, es prácticamente constante gracias a sus dos turbos. Esto se traduce en una respuesta inmediata al acelerador, con unas aceleraciones y recuperaciones espectaculares pese a tener que mover una mole que roza las dos toneladas en orden de marcha.

Toda esta potencia se transmite sólo al eje trasero y a través de una caja de cambios automática de 8 velocidades que también podemos utilizar en modo manual/secuencial, ya sea con la propia palanca o con las levas en el volante.

Como es lógico, lo primero que nos llama la atención de un coche es su diseño cuando nos acercamos a él. El BMW 840i actual es un gran turismo en todos los sentidos . Con 4,85 m de largo, 1,9 de ancho y 1,34 de alto, es un coche grande y sus proporciones hacen que parezca poderoso y pegado al asfalto, especialmente cuando lo vemos de frente.

No sólo llama en él la atención su diseño o la calidad de los acabados y ajustes de su carrocería, también elementos de tecnología como la rejilla activa, que abre un mayor paso de aire para refrigerar la mecánica cuando ésta lo necesita y lo cierra el resto del tiempo para mejorar la aerodinámica y, por lo tanto, los consumos.

No cabe duda de que el BMW 840i es un coche que hace girar cabezas y se convierte en la diana de las miradas, sin embargo, le falta el toque de originalidad que tenían sus antecesores , a los que hemos reunido junto con su nuevo vástago en estas imágenes. Cuando te acercas al nuevo Serie 8, desde ciertos ángulos se ven parecidos con rivales como el Ford Mustang o algunos modelos de Jaguar, mientras que, cuando nacieron sus antecesores, no había nada igual. Es más, sorprende ver lo bien que han aguantado el paso de los años y ver lo espectaculares que siguen siendo 3 décadas después de su nacimiento.

El BMW 840i es un coche que debe emocionar , no sólo al verlo, también al sentarse en él y, por supuesto, al conducirlo.

Cuando abrimos las puertas y accedemos al interior, lo primero que nos va a llamar la atención son sus asientos, muy cómodos y con multitud de reglajes. Gracias a ellos y a los de la columna de dirección, el puesto de conducción se ajustará a nosotros como un guante. Como todos los BMW de última generación, este Serie 8 cuenta con un cuadro de instrumentos completamente digital en el que se muestra la información en una pantalla de alta resolución y que puede mostrar diferentes datos. Es muy completa y fácil de leer, aunque se echa de menos el poder elegir diferentes diseños. Sólo cambia ligeramente el formato cuando elegimos el modo de conducción Eco-Pro (que mejora los consumos), en el cual el cuentarrevoluciones se convierte en un económetro.

En la consola central nos encontramos con la palanca de cambios, con un acabado que imita las formas de un cristal de Swarovski, solución también empleada para la ruleta con la que podemos manejar el menú del sistema de infoentretenimiento. Su diseño puede gustar más o menos, pero hay un detalle que molesta y es que provocan molestos destellos cuando el sol o la iluminación de las farolas incide sobre ellos en un ángulo determinado.

Las dos plazas delanteras son formidables. En ellas viajaremos con un nivel de confort sobresaliente y también disfrutan de buenos apoyos cuando conduzcamos de forma ágil, porque los asientos nos envuelven a la perfección.

Otro cantar son las plazas traseras. En ellas disponemos de anclajes Isofix para poder llevar dos sillas infantiles, que será su principal utilidad, ya que dos adultos en ellas apenas tendrán espacio para las piernas ni altura suficiente para sus cabezas en cuanto superen el metro sesenta de estatura.

En cuanto al maletero, su capacidad es muy buena, pero sus formas son incómodas de cargar debido a lo pequeña que es la boca de carga, que su suelo no es plano por completo y que tiene mucho fondo. Para llegar a los bultos que estén más cerca de los respaldos traseros casi tendremos que meter medio cuerpo dentro de él.

Respecto a su tecnología, el BMW Serie 8 está a un nivel muy elevado, como es lógico en un coche de este precio. La mecánica es todo un prodigio tecnológico que logra unos consumos a los máximos legales que no llegan a los 8 l/100 km . El chasis cuenta con elementos como la aerodinámica activa o el eje trasero direccional que hace que esta mole maniobre en espacios reducidos casi como un Smart y que en zonas viradas o en autopistas sus reacciones sean mucho más ágiles de lo esperado.

Aunque todo esto es impresionante, donde más destaca tecnológicamente este BMW es en dos apartados: seguridad y comunicaciones.

En materia de seguridad, este BMW 840i cuenta con todo un arsenal de asistentes avanzados a la conducción (conocidos como ADAS por sus siglas en inglés) como el asistente de conducción en atascos, el mantenimiento en el carril, el asistente de aparcamiento... todo esto hace que el coche casi conduzca solo pulsando un botón, aunque no está preparado para ser autónomo todavía.

Otro elemento de seguridad a resaltar es el de la iluminación. Este BMW 840i cuenta con faros láser adaptativos que hacen que conducir por la noche sea tan placentero y seguro como por el día. Su alcance es increíble y llenan de luz toda la carretera.

En lo referente a comunicaciones e interacción con el Smartphone, no hay más que echar un vistazo a la formidable llave desde la que podemos consultar la autonomía restante, verificar si hemos dejado el coche cerrado o las ventanillas abiertas e incluso programar la climatización para que esté a la temperatura deseada cuando lo vayamos a conducir.

A través de la aplicación de My BMW Connected Drive podemos interactuar con el coche y que, por ejemplo, veamos en nuestro móvil lo que rodea a nuestro coche accediendo a sus cámaras periféricas, obtener la geolocalización del mismo, descargar un itinerario en el navegador… las posibilidades son muchas y muy prácticas.

Ya hemos visto que el BMW 840i emociona al verlo, emociona al sentarse en él y también al ver todo de lo que es capaz, pero, ¿qué pasa cuando lo conducimos?. La respuesta es que nos sorprende con su capacidad de adaptación y sus múltiples personalidades.

Si buscamos relajarnos a ritmo tranquilo, el BMW 840i nos brinda un confort excelente gracias a unas suspensiones que lo filtran todo pese a que llevamos unas ruedas que apenas tienen colchón de aire por su mínimo perfil. Además, sus consumos a este ritmo son muy contenidos.

En autopista ofrece una seguridad pasmosa y es facilísimo de conducir . Todos sus asistentes están pensados para que las reacciones del coche sean seguras en todo momento y gracias a ellos es más ágil de lo que podamos pensar.

En carreteras secundarias con una conducción sport nos encantarán sus aceleraciones y la dirección en ambos ejes, aunque aquí los controles electrónicos son muy intrusivos y nos limitarán constantemente. Incluso en modo Sport, la máxima es la seguridad, no las prestaciones o el disfrute a sus mandos.

En la pista de pruebas de PTC Escuela hemos podido rodar sin los controles para verificar sus reacciones naturales y explorar sus límites como auténtico deportivo y también nos ha sorprendido la excelente respuesta en todo momento, eso sí, las inercias son elevadas y hay que saber lo que se hace para evitar un disgusto, pero el coche obedece a nuestras órdenes con precisión, aquí ya depende de cuánto de preciso sea el piloto para que las cosas acaben bien o mal.

En definitiva, el BMW 840i es un excelente gran turismo , un deportivo de gran lujo que cuenta con una tecnología de última generación, unas prestaciones más que suficientes para arrancarnos una sonrisa cada vez que la pidamos y una alta calidad de fabricación. Tal vez le falte algo de personalidad o unos interiores de diseño algo más vistoso, pero eso va en el ojo de cada uno.