Reconstruyen con las cámaras de tráfico las rutas del pederasta de Ciudad Lineal

La triangulación es un laboriosísimo trabajo por parte de la Policía Nacional que no ha dado frutos hasta el momento. Como se ha venido informando desde que saltara a la luz la denominada operación Candy, el pederasta se cuida, y mucho, de actuar y seguir itinerarios que no sean captados por cámaras de videovigilancia , ni propiedad de instituciones públicas (como el Consistorio madrileño) ni de comercios u otro tipo de establecimientos privados.

Es más, muy probablemente, el propio raptor (que prepara concienzudamente cada una de sus aproximaciones a las víctimas y las rutas de huida) debe de saber que la localización de las cámaras municipales están disponibles para cualquier ciudadano en la web del Ayuntamiento. Son de acceso público.

Con todo, desconcierta el «modus operandi» seguido en el último suceso, el del viernes pasado. Porque el parque donde actuó, en Canillas, es uno de los que cuenta con vigilantes privados de seguridad, que incluso hacen rondas con perros . No ocurre lo mismo en otra zona infantil situada en el otro extremo de la misma calle de Torquemada.

Sobre el hecho de que no retuviera a la niña en un piso, como sí ha hecho en dos casos anteriores, hay varias explicaciones. Por un lado, que no quisiera correr el riesgo de ser delatado por un vecino o que la niña pudiera dar datos a la Policía sobre su ubicación. También, que ya no cuente con ese piso o que incluso hubiera en él más personas. O hasta que estemos ante un segundo pederasta, extremo más improbable, pero no del todo descartado.

También se trabaja con la hipótesis de que el individuo acabara de regresar de vacaciones y por eso haya tardado dos meses en volver a actuar.