LOTERÍA DE NAVIDAD
Puede estar tranquilo, el dinero no da la felicidad... ¿verdad?
Si usted no es de los afortunados de Roquetas de Mar, puede que sea hora de echar mano de los grandes pensadores de la historia contemporámea
ABC.ES
Sí, lo sabemos, un año más a usted no le ha tocado el Gordo de la Lotería de Navidad . Tranquilo, no es el único, aunque creo que eso ya lo sabe. Lo que puede que no tenga tan claro, y más en los tiempos ... que nos ha tocado vivir, es aquello de que el dinero no es sinónimo de felicidad. Si usted no es de «esos» de Roquetas de Mar, puede que sea el momento de echar mano de los sabios más grandes de la historia de la humanidad.
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Freud , por ejemplo, lo tenía bastante claro, tal y como expresó en un escueto texto, en 1898, cuando tenía 42 años : «La felicidad es el cumplimiento tardío de un deseo prehistórico. He aquí por qué la riqueza nos hace tan poco felices. el dinero nunca fue un deseo de la infancia». En este sentido, el padre del psicoanálisis quiere demostrar que los niños no confunden, a edades muy tempranas, el dinero con la felicidad. Este asociación surge cuando nos hacemos adultos y en una sociedad moderna como la del pasado siglo XX (también aplicable al XXI). La noción del dinero, tal y como se defiende en «El psicoanálisis y lo social» (2006), de Raúl Páramo Ortega , surge alrededor de los cinco años y se desarrolla más adelante como una especie de cura contra cualquier tipo de infidelidad, aunque no siempre con eficacia, asegura.
Lo defendía también Ramón y Cajal , premio Nobel de medicina español: «En cuanto el alma pierde la aureola juvenil, los generosos torneos por el aplauso son sustituidos por las egoístas competencias por el dinero». Un declaración con la que trataba de poner remedio, instando a a sociedad a que el «ser» debe estar siempre por encima del «tener». En este sentido, Freud llegaba incluso a comparar la consecución de dinero con el consumo de droga, asegurando que ninguno de los dos resuelve el problema de los profundos malestares de nuestra civilización.
Miguel Ángel
Más allá de Freud o Ramón y Cajal, muchos pensadores, intelectuales y artistas plantearon la incapacidad de la riqueza material como medio para traer la felicidad a los hombres. «Es un pobre hombre quien manifiesta gran anhelo de ser rico», dijo Miguel Ángel . «El principal valor del dinero radica en que lo estimamos mas que lo que vale», aseguraba Henry Louis Menchken , un periodista, editor y crítico social de la primera mitad del siglo XX.
Es curioso descubrir que la relación entre la dicha y la fortuna fue la causante del nacimiento bastantes vocablos en la mayoría de las lenguas indoeuropeas para designar este concepto. «Happiness» (felicidad), por ejemplo, proviene del inglés «happ» que significa «fortuna». Lo mismo ocurre con el término francés, «bonheur», que procede de «bon» (bueno) y «heur» (suerte o fortuna). Quizá por esta asociación de ideas decía el escritor estadounidense James Baldwin, en la segunda mitad del pasado siglo, que «el dinero es exactamente como el sexo, si no lo tienes, no piensas en otra cosa; si lo tienes, piensas en cualquier cosa».
En los últimos años, al tiempo que la crisis económica se iba haciendo más virulenta, han aparecido muchos libros de divulgación que tratan de disociar las ideas de felicidad y riqueza. En febrero se hizo público un estudio científico en el que se desmentía que los que ven a las personas con gran capacidad económica como las más alegres del mundo están confundidos.
La riqueza y la tristeza
El estudio, realizado por « The University of British Columbia », rompía con el mito al afirmar que el dinero no da la felicidad, sino que –a nivel psicológico- sólo ayuda a sentirse menos desgraciado en el día a día. «Aunque amplias investigaciones anteriores han explorado la relación entre los ingresos y la felicidad, ninguna a gran escala había examinado hasta ahora la relación entre los ingresos y la tristeza. La tristeza y la felicidad son estados emocionales distintos, más que diametralmente opuestos, y pasadas investigaciones apuntan a la posibilidad de que la riqueza puede tener un mayor impacto en la tristeza que la felicidad», determina la investigación, publicada por la popular revista «Social psychological and personality science».
Otro premio Nobel español, Jacinto Benavente , no estaría de acuerdo: «Eso de que el dinero no da la felicidad son voces que hacen correr los ricos para que no les envidien demasiado».
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