Zafarrancho por los Juegos

Aunque el protagonismo principal lo llevan, como no podía ser de otra forma, los responsables de Madrid 2020, más allá de ello, la implicación de la clase política es evidente. El ejemplo está en el último encuentro mantenido con miembros del Comité Olímpico Internacional (COI), a comienzos de julio en Lausana , donde acudió el ministro de Economía, Luis de Guindos, el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, y el Príncipe Felipe, un broche de oro que los miembros del COI han destacado y han agradecido.

Más allá de ellos, las acciones en apoyo de Madrid 2020 se multiplican, y se aprovecha la menor ocasión para «sacar la pancarta» en favor de la candidatura olímpica madrileña. Los ministros y los embajadores han recibido instrucciones al respecto, y tratan de la cuestión siempre que tienen ocasión en sus respectivos ámbitos.

Crear opinión

Bien es verdad que a efectos prácticos, sólo cuentan los votos del centenar de miembros del COI , que son los que se encargan de elegir la ciudad organizadora. Pero crear opinión favorable a la candidatura también ayuda, y así lo han entendido. Por eso, hacer público el interés de Madrid por organizar los Juegos, la solvencia de su proyecto, el gran porcentaje de infraestructuras ya terminadas y la disposición de los españoles a recibir este evento son algunos de los mensajes que se difunden allende nuestras fronteras, o cuando los mandatarios de otros países vienen a visitarnos.

Uno de quienes participa en este activo «lobby» pro-Juegos para Madrid es el ex presidente del Gobierno, José María Aznar, convencido de su importancia para estimular la recuperación del país y también interesado en apoyar a su esposa, la actual alcaldesa de Madrid, Ana Botella, metida de cabeza en el proyecto olímpico.

El principal partido de la oposición también ha manifestado su postura al lado del proyecto olímpico:en los dos anteriores intentos de Madrid, para los Juegos de 2012 y 2016, participó también el presidente del Gobierno, entonces el socialista José Luis Rodríguez Zapatero.

¿Rivales europeas?

Ahora, a nivel municipal, Jaime Lissavetzky —durante siete años secretario de Estado para el Deporte y protagonista, por tanto, de los tres intentos madrileños por conseguir los Juegos— también aprovecha cada ocasión para avanzar en este camino: hace unas semanas, preguntaba al alcalde de Berlín, en visita a Madrid por los 25 años del hermanamiento de ambas capitales, si pensaba presentar candidatura olímpica para 2024. La misma pregunta que hizo a la candidata socialista a la Alcaldía de París, Anne Hidalgo. Y con un mismo objetivo: saber si una futura candidatura europea a los Juegos podía perjudicar a Madrid 2020.

El papel del Príncipe Felipe está resultando vital: la delegación madrileña se ha convertido estos días en la más potente de Lausana, y es algo que los miembros del COI han valorado. Los participantes en este selecto club son especialmente sensibles a las atenciones, y juzgan muy positivo que un país envíe a sus máximos representantes porque lo interpretan como una prueba de la importancia que le dan al movimiento olímpico.

En las casas reales

El Príncipe ha trasladado el interés de Madrid por convertirse en olímpica a todas las reuniones de las casas reales europeas en las que ha participado últimamente. Y son muchos los miembros de estas casas en todo el mundo que también son miembros del COI —honoríficos o con derecho a voto—. Todo, por ayudar a crear un estado de opinión favorable a Madrid y a su proyecto.

Pero no sólo de la política vienen los apoyos: grandes nombres del deporte español, como Iker Casillas o Rafa Nadal, no dudan en mostrarse al lado de Madrid 2020. Nadal lo dijo en la presentación del Mutua Open de este año: «No hay ciudad que merezca más los Juegos». Y el portero del Real Madrid y de la selección española de fútbol, Iker Casillas, hizo de cicerone de los examinadores del COI cuando visitaron Madrid, y hasta se dejó «colar» algunos penaltis por ellos —por indicación de Florentino Pérez, todo hay que decirlo—.

Pero puestos a hablar de «lobby», quienes están sacando la artillería pesada en este punto son los nipones: los responsables de Tokio 2020 ya se han presentado dos veces a los Juegos, y esta vez quieren ganarlos. Por eso, están haciendo una presión que algunos califican de «espeluznante» —nada que ver con la sutileza que caracteriza tradicionalmente al imperio del crisantemo— sobre los miembros del COI, ofreciéndose a visitarles incluso en sus domicilios para explicarles el proyecto.

Aunque las cosas parecen ir muy bien para la candidatura olímpica, nadie entre sus responsables quiere echar las campanas al vuelo: saben, por triste experiencia, que el COI es especialista en parar las corazonadas a Madrid. Y reconocen que los tres proyectos son buenos y pueden estar muy ajustados en la hora definitiva. La decisión final se tomará el 7 de septiembre en Buenos Aires. Nadie podrá decirse, ni verse, ganador de los Juegos hasta que la votación de ese día termine y el presidente del COI, Jacques Rogge, abra el sobre con el resultado y pronuncie la tópica frase: «A la cité de ....»

Hasta entonces, quedan un mes de intenso trabajo, de labor de relaciones públicas, de viajes a cualquier punto del mundo donde se celebre un encuentro deportivo al que puedan acudir miembros del COI, y de conseguir que las sensaciones se traduzcan en votos y consigan meter a Madrid entre el club de las ciudades del mundo que han albergado unos Juegos.