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El garabato del torreón

Todo por la pasta

El pacto de censura en Lugo se veía venir como el fin ineluctable de una disputa ajena a doctrinas

Juan Soto

Un ciudadano, un voto: nos dijeron que en ese principio jurídico y político se asienta la democracia. Y parece que en algunos países mantiene su virtualidad. En el nuestro, no: lo deroga la razón empírica, que dirían los kantianos. Los hechos (siempre tercos, siempre inapelables) ... han convertido la pureza democrática en una parodia: un voto, un precio. En Galicia siempre se han comprado los votos. Pero la clientela (de Riestra, de Bugallal, de Montero Ríos, de Pepe Benito) eran sujetos inermes, familias plegadas al cacique y al duro de plata. Ahora el mercadeo se hace entre sujetos activos, en un comercio que es monopolio de los cargos públicos, con su secuela de asesores, contratados, proveedores y funcionarios a dedo.

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