Marcos Freire: «En Galicia hay potencial para impulsar el negocio de los grandes yates»

—Tras años en el dique seco, parece que el sector empieza a remontar.

—El sector así como los armadores y entidades estuvimos sometidos a mucho estrés. Nos quedamos años atrapados por la mirada subyugante de la Comisión Europea con su investigación sobre las ayudas de Estado, el conocido como tax lease, en un periodo en el que además el mercado ya estaba muy deprimido por la severa crisis financiera. Su impacto en el transporte marítimo afectó mucho al sector de la reparación y construcción naval.

—¿Ha aprendido el sector de los errores del pasado?

—Mirar al pasado para que no se vuelvan a cometer los mismos errores en un futuro para mí es esencial. El desdén con el que actuó Competencia frente al sistema de bonificación fiscal español y la falta de actuación ante las protestas del tax lease holandés genera una clara desventaja y desigualdad de trato con pérdidas millonarias para el naval gallego. El modelo neerlandés parece que no se ajusta del todo al marco regulatorio europeo, así se ha denunciado, y hay una llamativa falta de interés por parte de las autoridades a investigarlo. En consecuencia, hay pedidos que se podrían estar recepcionando en los astilleros gallegos y que se están desviando a otros países. Necesitamos un marco legal en igualdad de condiciones que evite que se distorsione el mercado. Debemos aprender a fortalecer nuestros recursos propios para, si el día de mañana se vuelve a romper el equilibrio, estar preparados para combatir mejor los envites.

—¿Significa esto que no está funcionando el tax lease nuevo?

—Es un instrumento muy reciente que tenemos que seguir afinando. Lo que pedimos es un sistema de ayudas simétrico respecto a los países de nuestro entorno, en igualdad de términos y condiciones. Con todo, estamos en disposición de poder lanzar mensajes positivos, convencidos de que en 2016 los astilleros gallegos podrán utilizar la nueva herramienta para formalizar contratos y fortalecer sus expectativas para el futuro próximo.

—El País Vasco toma la delantera, ¿podrá Galicia volver a repetir las cifras de su quinquenio dorado?

—Y no solo eso, sino que estamos capacitados para posicionarnos incluso mejor que entre 2005 y 2010. Pese a ser una época dorada para el sector, fueron muchos los factores que hicieron que algunos astilleros no salieran bien parados de ese booming de contratación y de ahí que parezca que el sector vasco tiene mejor salud que el gallego, pero convendría matizar. Galicia está estancada porque sigue notando las consecuencias de unos procesos de reestructuración y problemas de insolvencia en sus astilleros muy severos y con efecto directo en la paralización de la actividad. Además, en el momento en que se abre en Bruselas el procedimiento de ayudas de estado muchos contratos, especialmente en Vigo, se vieron afectados al no poder contar con la herramienta de financiación. Y a esto hay que sumarle que el País Vasco tiene unos clientes muy consolidados, que durante los dos años de tránsito se han preocupado de seguir avanzando en las negociaciones hasta bautizar el nuevo tax lease.

—¿Está en la diversificación el futuro del sector?

—Sin duda. Hay muchos ejemplos que lo confirman. En un entorno hostil como ha sido el de la crisis las empresas que han sabido diversificarse salieron reforzadas. En el Mediterráneo, en el sector de la náutica deportiva y los grandes yates, los trabajos que requieren mano de obra especializada la demandan en Ferrol y Vigo. Esto indica que en Galicia hay potencial y una gran infraestructura para entrar en este mercado. Desde Aclunaga queremos impulsar el negocio de los grandes yates. Además, para nosotros la formación de profesionales especializados y altamente cualificados es una elemento clave que hay que reforzar con mayores recursos públicos.

—¿Es partidario de las alianzas empresariales?

—Por supuesto que sí. Se pueden hacer grandes cosas integrando toda la cadena de valor. Hay iniciativas conjuntas que demuestran que es un acierto y en este ámbito los clústeres pueden ayudar muchísimo.

—¿Qué otros retos hay pendientes?

—La internacionalización, la integración de la cadena de valor y una apuesta clara por la diversificación. Respecto a este último tenemos una gran asignatura pendiente en I+D+I. Galicia es una de las regiones elegidas para las ayudas de Bruselas y esto hay que aprovecharlo. Necesitamos que en este ámbito se desarrolle con carácter urgente una base reguladora que dé cobertura a la legislación europea. No podemos esperar más tiempo por las normas de aplicación del Fondo de Reestructuración (Nafor), que son la columna vertebral del sistema de ayudas a la construcción y reparación naval. Mientras que nuestros competidores europeos cuentan con un entorno regulatorio estable, nosotros estamos perdiendo mercado.