Hernández se presenta para liderar el «impulso decisivo» en Compostela

El candidato no defraudó y comenzó anunciando su intención de construir una ciudad «a la medida de las personas, que sea respetuosa con su pasado y que diseñe su crecimiento de forma ordenada, racional y sostenible». En el «nuevo impulso» a Compostela, Hernández planteó una triple alianza con los ayuntamientos del área metropolitana, con la Universidad y con la empresa privada.

La intervención del candidato y actual alcalde, pausada y bien hilada, se detuvo en la zona histórica. Defendió la revisión del plan especial para «revitalizar» el casco histórico, «recuperando su función primordialmente residencial, en una mezcla equilibrada con el comercio, la oferta cultural, y de ocio y equipamientos». Calificó como reto «mejorar» la movilidad y «modernizar» los servicios básicos, además de facilitar la rehabilitación interior de los edificios. Finalmente dejó claro que Santiago debe jugar un papel de «liderazgo» en el conjunto de Galicia y ser la ciudad de referencia.

El candidato del Partido Popular no hizo mención al resto de opciones políticas, solamente cuando llegó el turno de preguntas dejó claro que frente al PP estaban el resto, y evitó concretar el sinfín de siglas que se sitúan enfrente. Todo sucedía con la aquiescencia del candidato socialista, Francisco Reyes, que presenció en primera fila al discurso de Agustín Hernández. Tampoco se lo perdió el exalcalde Xerardo Estévez, saludado con afecto tanto por el presidente Núñez Feijóo como por el regidor popular, y por una nutrida representación de las instituciones estatutarias.

El convencimiento y compromiso de Agustín Hernández fue anticipado por el presidente del PPdeG. Sin dudarlo, el jefe del gobierno gallego calificó al candidato de su partido como un representante de la nueva política, «un regidor peatonal», que propugna «reformas frente a alaridos». Recurrió a Ortega para reivindicar su legado intelectual y contraponerlo a las rupturas propugnadas por los «catastrofistas» y aseguró, como también hizo el cubano José Martí, que hay dos clases de políticos: «Los que aman y fundan, los que odian y deshacen».