Pontevedra reducirá la velocidad en las carreteras de su titularidad

Las velocidades máximas no serán las mismas en todos los casos, sino que variarán en función del tamaño del vial. En concreto, oscilarán entre los 90 kilómetros por hora —de las carreteras con un ancho superior a seis metros y un arcén de al menos un metro— a los 30 kilómetros por hora de las vías urbanas sin aceras. En los viales inferiores a seis metros y con un arcén de menos de un metro quedará reducida a 60; y en las pistas de menos de seis metros o en travesías con aceras o paseos laterales, a 50. Si carecen de ellos, será de 40, mismo límite que las vías urbanas con aceras, detalló Manuel González.

El pasado año, la red provincial de carreteras de Pontevedra —que cuenta con 1.672 kilómetros— registró tres fallecidos en accidente de tráfico —de los 98 del total de Galicia— y una abultada cifra de heridos: 34 graves por 293 leves. Desde que comenzó este año, aunque no ha habido que lamentar víctimas mortales, se han producido nueve heridos de consideración y 63 leves en diferentes siniestros.

González destacó en su comparecencia que desde 2005, la Diputación pontevedresa dedica 14 millones anuales de media a mejoras en la seguridad vial, dado que esta provincia cuenta además con varios puntos negros, los llamados Tramos de Concentración de Accidentes. Esto incluye desde arreglo de firmes o establecimiento de carriles para ciclistas y peatones hasta iluminación o badenes que obligan a desacelerar.

En las interpelaciones ante los diferentes grupos parlamentarios, González destacó —según recoge Ep— que la institución de Rafael Louzán dedicará este año 800.000 euros a la limpieza de cunetas y arcenes y que el objetivo no es en ningún caso «convertir» esta provincia en un territorio de «velocidad lenta», sino «adecuar la velocidad a casa caso». La oposición planteó que la educación vial sea una asignatura.