AGE entierra su idilio

El éxito prematuro de AGE, recogido en sus nueve diputados y 200.101 votos, cifras que la mayor parte de los partidos tardan años en conseguir , introdujo una inusitada calma y concordia entre dos fuerzas con postulados muy diferentes, pero unidas para derrotar las políticas de la «troika» y al PP.

Los discursos beligerantes, las subidas de tono , las salidas del hemiciclo y los puñetazos de Beiras fueron desde el primer momento aplaudidos por su pupila y viceportavoz de AGE, Yolanda Díaz, que a su vez recibía besos y abrazos del de Brión tras cada interpelación al presidente de la Xunta. AGE semejaba un grupo sin fisuras. Las diferencias quedaban dentro . Pero la marcha de David Fernández Calviño, embarcado ya en su carrera como investigador en Dinamarca , abrió la caja de los truenos.

Díaz insistió en que el conflicto generado se suscribía solo al ámbito de Esquerda Unida, dado que fue una de sus militantes, la número dos de la coalición por la lista de Orense, Carmen Iglesias, quien rechazó ceder el escaño que por ley le correspondía a la siguiente en la candidatura . Se escudó EU en un supuesto acuerdo interno —por el cual se garantiza que los relevos deben dar entrada a otra persona del mismo signo político— para reclamarle el acta de diputada, pero Iglesias no cedió.

Sin consenso previo

Ésta recibió duras críticas e incluso un expediente sancionador desde su formación, mientras Anova se mantuvo en silencio, remitiendo el asunto al grupo parlamentario. Silencio que se fracturó este jueves. Las palabras del portavoz de AGE, en las que le abría la puerta a Iglesias , desataron una guerra interna. Y es que su determinación no fue consensuada con sus socios de EU, que ahora se ven en la encrucijada de mantener a una persona expedientada dentro de su propia casa . De hecho, y si finalmente la orensana se adscribe a AGE, los de Díaz mantienen que la expulsarán, aunque la decisión final no la tomarán hasta este jueves en su consello.

De nada sirvió la última muestra de afecto que la viceportavoz de la coalición regaló al nacionalista antes de lanzar la bomba en rueda de prensa. Su decisión ya estaba más que tomada. Una sentencia firme que no solo desautorizó a Díaz —al tratarse de un problema que ella siempre quiso circunscribir a su formación—, sino que suscitó todo un aluvión de reproches desde su propia organización . Nada más hacerse público el anuncio, 25 militantes de Encontro Irmandiño de Orense abandonaron la formación, si bien fuentes oficiales de Anova consultadas aseguraron no tener «constancia» del hecho.

También Espazo Ecosocialista y Equo, los otros dos miembros de Alternativa, valoraron la decisión «unipersonal» de Beiras . Los primeros con fuertes reproches y los segundos, dejando en manos de los ocho diputados actuales la resolución final del conflicto.

El idilio de AGE, como todo buen romance, fue fugaz e intenso. Sobre la mesa reposan ahora los dos únicos desenlaces posibles: un reencuentro interno o el divorcio definitivo. El desencadenante, una Carmen Iglesias que hoy accede al hemiciclo para jurar o prometer su cargo. Lo hace en medio del primer y mayor cisma que amaga con desestabilizar a la coalición, apenas un año después de su ensamblaje.