«Beiras sacrifica el trabajo de controlar a la Xunta por su escenografía de alimentación»

—Se acaba de cumplir un año del segundo mandato de Feijóo. NCG y el naval copan la actualidad, ¿qué haría usted si fuera el presidente?

—Apoyaría de una forma clara y menos ambigua que Feijóo el plan Castellano. No voy a jugar con los hechos diciendo que se mantenga la nacionalización o que se paralice la venta porque es prácticamente imposible. La oportunidad, tanto para el mantenimiento de puestos de trabajo como para que siga vinculada a Galicia, es que sea vendida a unos fondos de inversión norteamericanos. En el caso del naval, hablaría de Navantia. Lo urgente ahora es buscar carga de trabajo. Dado que Navantia Ferrolterra es puntera en las reparaciones, hay una mejora imprescindible para continuar con esta medida: el dique.

—¿Qué aprendió CxG del 21-0?

—Aprendimos que estamos viviendo momentos en los que la contundencia en las palabras y los gestos son mucho más importantes que la carga en el pensamiento y en la razón. Ofrecimos diálogo, propuestas, un discurso constructivo y quizá éste no sea el momento más adecuado para un discurso así.

—Entiendo que se refiere a AGE...

—Me refiero al conjunto de la oposición y también al Gobierno, que se alimenta de esa dinámica. Pongo un ejemplo: el famoso puñetazo de Beiras en el escaño del presidente de la Xunta. Ahora pregunto a la gente si recuerda ese momento y sí, lo recuerdan. Pero cuando pregunto de qué estaban hablando, la memoria es más maleable. Y se estaba hablando de algo tan importante como su vinculación con el narcotráfico.

—¿Arrebata Beiras el protagonismo?

—Eso es lo que intento hacer ver. Hay quien sacrifica el trabajo parlamentario de control al Gobierno a una escenografía de alimentación propia. Y eso no está a la altura de las responsabilidades de quien de facto está ejerciendo de líder de la oposición, porque no hay duda de que a día de hoy el líder de la oposición es Xosé Manuel Beiras.

—Entiendo que no se arrepiente de no formar parte de su coalición

—No tengo nada de qué arrepentirme, ni creo que los que integran Compromiso tengamos nada de qué hacerlo.

—¿Se sintió traicionado por Beiras?

—En política los sentimientos tienen poco espacio y lo que yo sienta al respecto poco importa.

—¿Por qué se fue usted del BNG?

—Por la variación de sus postulados. Pasó de ser una fuerza política nacionalista de una práctica de izquierdas a ser una de una izquierda maximalista que define que su horizonte es la república gallega. Así deja vacío todo un espacio de una izquierda más moderada.

—¿La soberanía no es entonces la solución a todos los problemas?

—No digo eso, sino que ahora mismo queda muchísimo camino por desarrollar antes de formularse esa pregunta.

—Se fueron con sus actas en los ayuntamientos. ¿Las actas son de las personas o de la organización?

—La ley indica que son de las personas.

—Sin embargo, hay otras fuerzas políticas que no tienen en cuenta la ley

—Y habitualmente son fuerzas que se jactan de intentar acabar con la partitocracia, y no hay nada que la garantice más que hacer que los puestos que representan a la ciudadanía sean titularidad de esos partidos. En el conflicto de AGE me preocupa la imagen que se da del Parlamento. Además, se le da una coartada a Feijóo para la reducción de escaños. Si uno va en coalición, tiene que asumir lo que es una coalición.

—En AGE no parece que comulguen con los postulados de una coalición...

—Ese acuerdo interno, por lo que dice Carmen Iglesias, no estaba hecho público. De abajo a arriba, pero sin publicidad. Eso lo dice todo. A veces tengo la percepción que AGE vive en un año lo que otras fuerzas en diez. Tuvieron un éxito electoral que otras fuerzas tardan diez años en conseguir, pero también viven conflictos propios de organizaciones que llevan diez años de vida.

—¿Su final puede estar próximo?

—Solo ellos lo sabrán.

—Defina a los grupos de la oposición.

—[Resopla] BNG: trabajo sin resultado porque los objetivos son inalcanzables. De AGE diría teatro sin alternativas, discurso aparente. Y del PSdeG: eterna renovación hacia el mismo punto.

—¿Es Besteiro el líder socialista ideal?

—Los primeros gestos no van por buen camino. Abrir la puerta a la externalización de los servicios de atención sanitaria no es buena señal. Tampoco dar una demostración de renovación recurriendo a Méndez Romeu ni que tenga un despacho en el Parlamento porque, ¿quién es él para tener un despacho en O Hórreo? Y la última acción fue abrir la puerta a la reducción de escaños.

—El paso inmediato de CxG son las europeas. ¿Qué candidatura quiere?

—BNG y Anova, lanzada nuestra propuesta [que aglutina a fuerzas nacionalistas, IU y PSdeG], no hicieron ningún movimiento, se mantienen impertérritos en sus posiciones y eso hace que veamos con dificultad que pueda cuajar la propuesta de una candidatura.

—¿Con quién preferiría pactar?

—Con la ciudadanía.