Todas las encuestas apuntan a que, en esta ocasión, el BNG no copará en solitario los escaños nacionalistas del Parlamento de Galicia. Desde las propias filas del Bloque lo saben y por ello intentan apurar al máximo sus mensajes para captar los votos que antaño se presumían indiscutibles y ahora se repartirán entre tres corrientes.
Y es que más allá del BNG, hay votantes nacionalistas. Frente a Francisco Jorquera se presentan, por un lado, Xosé Manuel Beiras como cabeza de cartel por Alterantiva Galega de Esquerda y, por otro, el dirigente de Compromiso por Galicia, Xoán Bascuas. Los tres presentan discursos a priori antagónicos pero que podrían sellar un pacto de gobierno liderado por el PSdeG.
Frente a las promesas de Jorquera de derogar el decreto del plurilingüismo en la enseñanza o reponer las plazas de los profesores «eliminadas por la Xunta», el equipo de Beiras llama a la «rebelión cívica» -zapato en mano- para terminar con el «expolio».
Así lo expuso el pasado miércoles en la santiaguesa Sala Capitol, en un discurso marcado más por anécdotas que por proyectos de futuro y en el que los asistentes sacaron sus zapatos en recuerdo de la escena protagonizada por Beiras en el Parlamento gallego en 1993. «Queda inaugurado el ejército zapatista gallego», concluyó Martiño Noriega. Mientras, su socia en la coalición, Yolanda Díaz, abrió la mano ayer a los sindicatos para que «echen una mano para convencer a las personas hartas y echar a Feijóo», explicó.
Símbolo del carácter agrio que caracteriza a la UPG, el portavoz nacional del BNG, Guillerme Vázquez, se contagió de la rebeldía de Beiras y animó a los gallegos a votar a su partido por ser la «única alternativa sólida y dispuesta a partirse la cara» por Galicia. Más tibio, Bascuas remarcó que su formación es la «única que se preocupa por la creación de empleo en este país».




