punto de fuga

Liberalismo comunitario

Las políticas de pleno empleo financiadas con déficit y promovidas por el Estado resultan por completo inviables cuando el capital es libre de moverse a través de las fronteras nacionales

josé garcía domínguez

Según una reciente cata demoscópica realizada por la Fundación BBVA, dos de cada tres europeos siguen creyendo en el Estado del bienestar; un porcentaje que se eleva al ochenta por ciento en el caso de la población española. Así, los encuestados manifiestan su disposición a ... pagar más impuestos si con ello se garantizase una protección universal frente a las principales contingencias de la vida. Preferencia que no deja de encerrar una gran paradoja: cuanto más se diluye la base social, política e ideológica de la socialdemocracia, más se afianza el consenso colectivo en torno al modelo de sociedad que alumbró en su día. Porque la socialdemocracia no está menor muerta hoy que el comunismo tras la caída del Muro. Y ello por culpa de una aciaga verdad que ya Keynes supo intuir hace décadas. A saber, las políticas de pleno empleo financiadas con déficit y promovidas por el Estado resultan por completo inviables cuando el capital es libre de moverse a través de las fronteras nacionales. La quiebra definitiva del mítico modelo sueco fue, de hecho, su canto del cisne.

He ahí, por cierto, la suprema contradicción en que se abaten los partidos socialistas europeos: apoyar con entusiasmo militante una globalización económica que ha anulado los instrumentos políticos que les permitían conseguir la redistribución igualitaria, su genuina razón de ser. Una honda incoherencia doctrinal que igual padecen sus antagonistas ideológicos, los entusiastas del canon neoliberal instaurado por Reagan y Thatcher en los ochenta. Pues no menos inviable resulta fomentar, por un lado, la absoluta desregulación de los mercados y, al mismo tiempo, postular la conservación de los valores e instituciones asociadas a la tradición, como la familia. Desde Disraeli y Burke a Marx y Carlyle, muchos lo advirtieron: nada hay más revolucionario y disolvente de todos los vínculos sociales que el mercado dejado a su libre albedrío. La Escuela de Chicago y “American Psicho” son, ¡ay!, las dos caras de una misma moneda. ¿Para cuándo un liberalismo comunitario?

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