Arte para la redención

Los proyectos basado en el video-arte han sido realizados con la colaboración de tres artistas, Ferran Gassiot, Albert Bataller y Arume Calvo, quienes facilitaron su ayuda técnica para la edición de las ideas. Tal y como Ferran explicó el pasado martes en una rueda de prensa junto a los protagonistas de las obras, el taller se inició con una única pregunta: ¿cómo te sientes y quién eres?

Manuel Panadero era padre de familia, había perdido su empleo, padecía alcoholismo y acabó maltratando a su mujer –psicológicamente, explícita él, que es mucho más duro–. Tras recibir la sentencia del juez se encontró en la calle, sin familia ni amigos. “Rabia” es el título de su obra, donde expresa la impotencia que siente al haber echado a perder todo aquello era imprescindible en su vida y se dirige, en especial, a todos los hombres, que como él, han cometido actos similares.

Manuel explicó haber asistido a diversas terapias de grupo, pero en ninguna de ellas había conseguido liberar lo que le ha permitido el arte. El autor también remarcó la gran oportunidad que supuso para él poder crear este vídeo y saber que “algún día podría llegar a verlo mi familia”, con quien prácticamente no mantiene contacto.

Francisco, al igual que muchos de sus compañeros, era reacio a entrar en el taller, pero se decidió a probar, ya que según reconoció, “querer ocultar errores hace mucho daño”. La realización del vídeo le obligó a recordar momentos de su vida pasada, que pensaba haber olvidado o que según lamenta, las drogas y la bebida le habían hecho olvidar. “Ahora me siento más libre porque he materializado esa parte de mí mismo que no quiero y puedo empezar otra vida”, añadió.

Gloria Cid, responsable de la iniciativa, habló de la puesta en marcha del taller de Video-Arte y Autorretrato para este nuevo año, ya que a pesar de ser una prueba piloto había obtenido resultados extraordinarios y los mismos participantes que rechazaban su entrada, ahora esperan a la apertura del curso para reinscribirse. "Me queda mucho por contar", apuntaba Javier, uno de los once expositores, quién decía de sentirse orgulloso de poder difundir su historia y convertirla en una advertencia para otros.