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El ITC se muere
Tratan de evitar la imagen de la propia consejera regional de Empleo firmando un ERE de trabajadores de su casa
¿Cuántos de nuestros lectores están familiarizados con el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) y con la importancia que sus funciones tienen para la sociedad de nuestro archipiélago? Así, grosso modo , el ITC es una empresa pública, creada por el Gobierno ... de Canarias mediante Decreto 139/1992 de 30 de julio y adscrita a la Consejería de Empleo, Industria y Comercio del Gobierno regional.
Es uno de los grandes centros no académicos clave de la estructura de investigación con que cuentan las Islas. Las actividades que desempeña están enmarcadas dentro de los campos de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i), al servicio de las empresas de Canarias. El objetivo central de esta empresa es, según podemos leer en su propia página web, corregir determinadas deficiencias de las Islas , tales como el desequilibrio de la estructura productiva, la carencia de materias primas y el sobrecoste que supone la lejanía de los mercados.
Evidentemente, a nadie se le escapa lo tremendamente importante que para la sociedad canaria es disponer de un ente capaz de canalizar las capacidades de investigación y desarrollo tecnológicos existentes en nuestra Comunidad Autónoma para poder orientarlas hacia la empresa y de esta forma, fomentar sus actividades de colaboración y aumentar la eficacia y coherencia de políticas existentes a este respecto.
A nadie se le escapa, excepto al actual Gobierno de Canarias que, aunque a todos nos pudiera parecer increíble, está intentando matar a su propia criatura , reduciendo dramáticamente su presupuesto y eliminando de sus relaciones de puestos de trabajo a su personal investigador, entre otros.
En relación con Europa, el ITC es la herramienta básica de la que dispone el Gobierno de Canarias para poder ejecutar los Fondos Europeos que desde el continente nos llegan para financiar entre un 75 u 80 por ciento proyectos en materia de I+D+i, lo cual libera de ese porcentaje de gasto al Gobierno de Canarias que sólo aporta, según qué casos, un 20 o un 25 por ciento del presupuesto.
Pues bien, aclarado el origen del ITC y matizada la importancia de su existencia, no se entiende cómo, si desde el año 2012 el Gobierno de Canarias reduce la aportación de fondos económicos en un 40% y en el año 2013 en un 60 %, los ejercicios de ambos años pueden, haber finalizado el primero y, según previsiones, finalizar el último con las cuentas equilibradas .
Pues sencillamente porque desde septiembre del año pasado (2012) se han despedido a treinta trabajadores y reducido los salarios de los restantes en un 10%. Pero no solo por eso. Los más importante, y visto cómo los trataba el Gobierno de Canarias, los propios técnicos del ITC decidieron lanzarse a generar nuevos proyectos y a presentarlos a convocatorias nacionales y europeas.
Este esfuerzo de los propios trabajadores dio como resultado que consiguieran una financiación tal, que pudieron compensar los salvajes recortes presupuestarios a los que se han visto sometidos desde el Gobierno de Canarias.
Desde el principio de la legislatura, el ITC ha sido como un barco sin capitán. En poco más de dos años han desfilado por la empresa tres directores que han sido incapaces de hacer una gestión medianamente eficaz. Han tenido que ser, tal y como hemos señalado con anterioridad, los trabajadores los que, en defensa de sus propios puestos de trabajo, se han lanzado al ruedo a buscar una financiación adicional.
Por estar constantemente sometidos a las amenazas de los rumores de que se haga un ERE que pudiera afectar a 83 de sus trabajadores, de los recortes ya vividos, de los que se han anunciado, etcétera, la desmotivación se ha instalado en el ánimo de toda la plantilla que se pregunta para qué seguir luchando y buscando más financiación si los van a despedir.
La sombra del ERE sobres sus cabezas supondría tener que renunciar a los proyectos y perder la financiación al no tener al personal cualificado para ejecutarlos. Ningún momento es bueno para despedir trabajadores, pero en el caso del ITC, precisamente ahora, cuando el próximo año 2014 se abrirán nuevos periodos para diferentes iniciativas europeas, es el peor de los momentos.
Proyectos como la RIS3, Horizon 2020 o, programas específicos como los MAC o Poctefex, necesitan para su desarrollo de entidades con personal cualificado y con experiencia. Pero en su corta visión de futuro y, cegados por no se sabe qué intereses partidistas, el Gobierno de Canarias vuelve a dar muestras de su ineficacia al pretender recortar más del 50% de una plantilla con más de veinte años de experiencia; el principal activo del ITC.
Pero lejos de entender todo esto, de hecho, al margen de ello, la dirección del instituto, a espaldas de los trabajadores ha contratado un bufete de abogados por la friolera de unos dieciséis mil euros para gestar el ERE. Este asunto entre otros, se llevó a un consejo de administración celebrado semanas atrás y, dada la importancia concreta de este consejo y preocupados por las decisiones que en él se iban a tomar, parte de la plantilla del ITC quiso hacer acto de presencia , a modo de protesta, a las puertas de la Consejería de Empleo, Industria y Comercio que preside la socialista doña Francisca Luengo, lugar donde se celebraba el cónclave.
Parece ser que, como en anteriores ocasiones, se había solicitado autorización para que un miembro del comité intercentros pudiera estar presente en dicha reunión y Héctor Mendoza asumió la representación. Sin embargo, en esta ocasión la presidenta del Consejo, la señora Luengo, tan sólo autorizó la asistencia del señor Mendoza a los puntos que tenían que ver con la marcha económica del ITC, pero no al resto de puntos .
Para tal fin, doña Francisca tuvo a bien aludir a no se qué justificaciones jurídico-laborales para negar el derecho a la información que tienen los trabajadores cuando el consejo trata asuntos que tienen que ver con la plantilla, por lo que el señor Mendoza tuvo que abandonar la reunión, aunque antes de hacerlo solicitó de la consejera que no se diera autorización para la presentación de los ERE sin haber agotado antes todas las posibilidades de negociación con los trabajadores y, por supuesto, sin haber evaluado posibles alternativas que garantizaran la viabilidad del ITC sin tener que llegar a los despidos.
Pero no, doña Francisca Luengo entonces prefirió no asumir compromiso explícito alguno al respecto de los ERE. Por parte de la dirección del ITC, don Antonio López defendió igualmente y con intensidad la imposibilidad de asumir dicho compromiso. En los días posteriores y, debido al revuelo que se había montado en los medios de comunicación fruto de las intervenciones parlamentarias de los diputados del Partido Popular y muy posteriormente y aprovechando esta corriente, del señor Román Rodríguez, la dirección del ITC, a propuesta de los trabajadores, se sentó a negociar con sus representantes.
Al parecer, la dirección estaba muy receptiva a la realización de un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) en vez de un ERE, proponiéndolo como una salida menos lesiva tanto para la empresa como para los empleados, porque permite enviar al paro solo durante unos meses a trabajadores pudiendo reducirse la masa salarial en 2014 y sin tener que desembolsar indemnizaciones ya que no serían despidos en el ejercicio.
Falta total de seriedad al intentar estirar los tiempos a sabiendas de que si la Consejería de Hacienda no da más dinero y sigue estrangulando al ITC, no les quedará otra que hacer un ERE. Lo que realmente está ocurriendo mientras se está mareando la perdiz es que, tanto el PSOE que se arrodilla una vez más ante los deseos de Coalición Canaria, como la propia Consejería de Empleo están intentando ganar tiempo para retrasar lo que ya han decidido.
Y, además, que semejante despropósito no se junte en el tiempo con noticias como la de los 22.000 parados más de la EPA del tercer trimestre y el hecho de que la propia consejera de Empleo tenga que firmar un ERE , en esta coyuntura, en una empresa de I+D+i que es fundamental para la ejecución de los fondos europeos relacionados con la naturaleza de su actividad.
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