TRIBUNALES
La ciencia hurga en el cerebro del terrorista Silva Sande
El preso del Grapo se someterá al «test de la verdad», el que hace meses se les practicó con poco éxito a Carcaño y a un acusado de matar a su mujer en Zaragoza
roberto pérez
La ciencia entrará en el cerebro de un terrorista por vez primera en España para analizar sus ondas cerebrales y buscar indicios que puedan despejar dónde se deshicieron del cuerpo del empresario zaragozano Publio Cordón, secuestrado y sepultado por los Grapo en 1995 ... . Se lo llevaron a Francia y murió tras varios días de cautiverio, pero jamás se ha encontrado su cuerpo pese a las reiteradas búsquedas que se han llevado a cabo. En los últimos años, hasta en cinco ocasiones se ha rastreado el francés paraje del Mont Ventoux, pero sin éxito.
La familia de Publio Cordón se ha agarrado a un último hilo de esperanza, la prueba del «Potencial Evocado Cognitivo P-300» . Se ha puesto de moda en España en el último año. Su mayor valedor, el neurólogo José Ramón Valdizán, encargado al mismo tiempo de practicar estas pruebas como perito contratado al efecto.
El P-300 se le aplicará al preso del Grapo Fernando Silva Sande a lo largo de este mes. Se le trasladará para ello a Zaragoza. Será en el Instituto de Medicina Legal de Aragón donde se le realizará la prueba. La fecha concreta no ha sido revelada por las autoridades argumentando motivos de seguridad.
Dos casos sin resolver
Entre finales del año pasado y primeros del actual, la prueba del P-300 se llevó a cabo con dos reclusos . Primero se le efectuó a Antonio Losilla, acusado de haber matado y descuartizado a su esposa en la localidad zaragozana de Ricla y cuyos restos no han aparecido. Luego, el P-300 se le practicó a Miguel Carcaño, el asesino confeso de la joven sevillana Marta del Castillo .
Hasta la fecha, no han dado sus frutos los resultados de aquellos análisis y la búsqueda en los lugares que el informe del P-300 apuntó como escenas en las que buscar los restos. Ni han aparecido los de la esposa de Losilla ni los de Marta del Castillo.
Solo en el caso de Losilla hay todavía una esperanza. Son los restos de unas prendas que se recogieron en un pozo de Ricla que se apuntó en el informe del P-300. Ahora se van a cotejar con el ADN del acusado, para ver si hay conexión y puede dar nuevos aires a la investigación.
La familia de la víctima, obligada a pagar
Pese a los nulos resultados obtenidos hasta la fecha con el P-300 en la criminalística española, la familia de Publio Cordón se ha agarrado a ella en un nuevo intento por dar con los restos de esta víctima de los Grapo.
El pasado abril, el magistrado Javier Gómez Bermúdez , juez de la Audiencia Nacional, resolvió la petición hecha en este sentido por la familia de Cordón. Gómez Bermúdez autorizó a realizar el P-300 al terrorista Silva Sande, pero con dos condiciones : una, que el terrorista confeso diera su consentimiento ; otra, que la familia de Publio Cordón pague de su bolsillo este análisis neurológico , algo que no ocurrió en los dos casos previos de Carcaño y de Losilla, en los que fue el Estado el que corrió con los gastos.
Cumplidos los requisitos marcados por el magistrado, Silva Sande va a ser trasladado próximamente a Zaragoza para dejar que busquen en su cerebro, en sus recuerdos. Para intentar que su mente hable.
Crimen ocurrido en 1995
El Grapo secuestró al empresario en Zaragoza mientras hacía deporte cerca de su casa. Fue en el verano de 1995 . Se lo llevaron a Francia, a un piso alquilado a las afueras de Lyon. Un armario les sirvió de zulo. En su interior, Cordón dejó marcadas quince muescas, una por cada día que sobrevivió al cautivero. Logró escapar, pero al saltar por la ventana se hirió fatalmente. Así murió y los terroristas —según la versión que dio en 2009 Silva Sande para «colaborar» con la Justicia— se llevaron su cuerpo a 200 kilómetros, al Mont Ventoux, famoso por pasar por allí una de las etapas míticas del Tour.
El año pasado se hicieron rastreos por esos parajes, varios y exhaustivos. Pero el cuerpo de Cordón no apareció.
Imágenes para que el cerebro hable
El P-300 busca en los recuerdos que guarda el cerebro. Incluso en aquellos que voluntariamente no quiere revelar quien se somete a esta prueba. El doctor Valdizán insiste en la eficacia del método, aunque hasta la fecha sus resultados no han sido concluyentes en los dos casos en los que se ha llevado a cabo en España.
La prueba consiste en hacer aflorar recuerdos en el cerebro analizado. Se hace con fotografías y sonidos que previamente se consideran como evocadores de lugares en los que se sospecha que ha podido ser escena de un crimen. Las ondas cerebrales, supuestamente, delatan cuáles de esos lugares o circunstancias son las más acertadas para la investigación.
La ciencia hurga en el cerebro del terrorista Silva Sande
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