fiscalidad
Las autonomías hacen caja con los difuntos
La crisis ha provocado una caída general de la recaudación por impuestos, salvo en el de Sucesiones, que crece y alcanzó los 3.000 millones de euros en 2013
ROBERTO PÉREZ
El Impuesto de Sucesiones y Donaciones está a salvo de la crisis económica, de la recesión, de la caída de la actividad productiva… Morirse no entiende de crisis. Llega, y punto. Y cuando lo hace, la Administración entra en escena para llevarse su parte.
La ... recesión ha provocado una caída generalizada en la recaudación por impuestos, excepto en el de Sucesiones y Donaciones, que ha aumentado. Cierto que no se aplica solo en casos de herencias (los supuestos «mortis causa») sino también en las donaciones en vida (los supuestos «inter vivos»). Pero el caso tipo, el más común en la aplicación de este impuesto, es el de las herencias.
La recaudación fiscal en sucesiones y donaciones ha aumentado, en primer lugar, porque el caso tipo al que se aplica (morir y dejar herencia) no entiende de crisis: las defunciones son las que son, vaya bien o mal la economía. Y, en segundo lugar -y muy importante- porque un buen número de autonomías eliminaron bonificaciones y ventajas que habían implantado años atrás para reducir la fiscalidad sobre sucesiones y donaciones , lo que en la práctica ha hecho incrementar ese «mordisco» impositivo sobre los legados.
De hecho, la crisis económica y la dificultad para hacer frente a lo que se tiene que pagar por recibir una herencia ha disparado el número de personas que renuncian a hacerse herederos . Por cierto, si al final no hay herederos legales que se declaren como tales, ese patrimonio que ha dejado un difunto acaba en manos de la comunidad autónoma correspondiente.
Una buena parte de lo que uno consigue ahorrar a lo largo de su vida se queda en el camino cuando fallece. ¿Cuánto? Depende de donde haya vivido, depende de la autonomía en la que se tenga que liquidar el impuesto y depende del grado de parentesco que hubiera entre el fallecido y el que hereda. De padres a hijos, hay autonomías que muerden hasta la quinta parte del legado; pero si por ejemplo son sobrinos, el mordisco se agranda y puede superar la tercera parte. Cuanto más alejado el grado de parentesco, mayor el golpe fiscal.
Es un impuesto que depende en exclusiva de las comunidades autónomas. En 2013, las autonomías vieron reducirse la recaudación por impuestos directos un 25,3%. La de IRPF cayó un 29,2% respecto a 2012; la obtenida por el Impuesto de Sociedades retrocedió un 4%. Pero la recaudación del Impuesto de Sucesiones y Donaciones aumentó un 9,2% entre todas las autonomías.
Aragón es un ejemplo. La recaudación por impuestos siguió cayendo el año pasado de forma general. Sin embargo, lo que recaudó por Sucesiones y Donaciones creció con fuerza. En Aragón, la recaudación por IRPF se redujo en 2013 un 31,6 por ciento; la de IVA, un 22,86 por ciento... Pero lo que recaudó por el Impuesto de Sucesiones aumentó prácticamente un 10 por ciento.
El año pasado las comunidades autónomas se quedaron con unos 3.000 millones de euros del patrimonio que dejaron en herencia quienes murieron.
Disparidad entre autonomías
Eso sí, el panorama es muy dispar de unas regiones a otras. El Estado de las Autonomías ha hecho multiplicar las diferencias en materia legislativa, algo que se nota claramente a la hora de pagar impuestos. Uno de los casos especialmente notorios es precisamente el de Sucesiones y Donaciones, por tratarse de un impuesto cedido, que es gestionado exclusivamente por las comunidades autónomas. Cada una lo regula de una forma específica, en cada caso con distintas exenciones, deducciones, tipos de gravamen…
Así que a la hora de recibir una herencia y pagar el impuesto correspondiente, depende mucho de dónde ha fallecido quien deja el legado. Tanto como que se dan casos de herencias por las que en una autonomía no se pagaría nada, y sin embargo en otra se dispara el mordisco fiscal.
¿Dónde se paga el impuesto? Donde el fallecido ha tenido la residencia habitual, al margen de dónde estén sus bienes. Salvo que su residencia habitual antes de morir haya estado en el extranjero, en cuyo caso liquida el impuesto con el Estado.
Según donde se viva (y se muera), la herencia llegará más o menos entera a sus herederos. Las diferencias pueden ser tremendas: desde no pagar prácticamente nada por el Impuesto de Sucesiones, a abonar incluso la tercera parte o más a la hacienda autonómica que toque.
Un ejemplo práctico
El Consejo de Economistas ha sacado la cuenta con algunos ejemplos tipo. Supuesto: un soltero de 30 años que el año pasado heredó de su padre bienes por un valor de 800.000, de los que 200.000 corresponden al valor de la vivienda del fallecido. Pues bien, en cada autonomía se pagaría un impuesto distinto por esta sucesión. El más barato, en Cataluña: 353 euros; el más caro, en Asutrias: 162.619 euros. Entre medias, todas las demás.
En seis comunidades el heredero pagaría menos de 1.700 euros por este legado; en dos rondaría los 8.000; en Aragón el «mordisco» fiscal al legado sería de 104.113 euros; y en las cinco comunidades restantes ascendería a una media de 150.000 euros. Las más baratas en este caso, a efectos del Impuesto de Sucesiones, serían Cataluña, Cantabria, Comunidad Valenciana, La Rioja, Madrid, Murcia, Castilla-La Mancha y Baleares. Las más caras, Aragón, Castilla y León, Canarias, Extremadura, Asturias y Andalucía.
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