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MONTECASSINO

La tasca suprema

Rajoy y Sarkozy parecen hacer planes creyendo que Europa tiene todo el tiempo del mundo para sus planes personales

Hermann Tertsch

Nicolas Sarkozy estuvo hace poco en Madrid invitado por Mariano Rajoy. Una de las principales razones de este viaje debió de ser ir juntos a comer a la Tasca Suprema en la calle Argensola. Allí en la última mesa, el soriano Fernando y su hijo ... José los tratarían, estamos seguros, de miedo. A Rajoy lo tratan tan bien allí desde que era jefe de la oposición. Acudía muy asiduamente con su jefa de prensa y su escudero mochilero y hacían larga sobremesa, puro va, puro viene. ¡Qué tiempos! Nunca ha tenido prisas ni agobios nuestro presidente, ya célebre por declararse «cómodo y tranquilo» hasta el pasado 25 de mayo, el día en que miles de miembros de su partido habían perdido el cargo y el trabajo. Y escuchaban sin dar crédito a su jefe, embargados todos ellos por un miedo existencial que pronto contagiaron a millones de españoles. Porque aquel fue también el día en que la mayoría de las ciudades de España habían caído en manos de una marabunta bárbara de comunistas, radicales e iluminados que, como era previsible, ya ha lanzado las primeras oleadas de agresiones contra todos los españoles que no comparten ni aplauden sus delirios. Cuando tantos datos económicos nos dicen que España podría consolidar un periodo de crecimiento para solventar algunos de sus principales problemas, todo apunta a que el desprecio a la política de Rajoy se vengará en los españoles. La política irracional que se anuncia triunfante abortará nuestra recuperación y dará un gravísimo golpe, quién sabe si de gracia, al proceso de unidad europea y al euro. Soberbia, inanidad e indolencia han abierto las puertas a los nuevos bárbaros que, si se imponen, sacarán definitivamente a Europa de sus cuadernas. Y el norte se irá con Alemania y el sur se desperdigará, fracasado, precario y peligroso.

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