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EL RECUADRO

Móvil de señoras

Más fácil es hallar una aguja en un pajar que un teléfono móvil dentro del bolso de una señora

Antonio Burgos

TAMARA Falcó me tiene intrigado. Tamara es como la sección juvenil de beaterías de Pitita Ridruejo. A su tierna edad, la aventaja. Del tirón. A ver, ¿cuándo Pitita ha dedicado a la Virgen María la terraza de su nuevo ático en Madrid? ¿Y cuándo Pitita ... ha llevado agua bendita en su bolso? Así lo cuentan las gacetas, que este encanto de chica, una monada, tras su encuentro con Dios, lleva en el bolso un pulverizador, ¿a que no saben de qué? ¿De Giorgio Armani? No. ¿Del Chanel número 5 tipo pijama de Marilyn Monroe? Tampoco. El pulverizador del bolso de Tamara Falcó es de agua bendita. Es de lo más útil, chica. ¿No se puso de moda en Nueva York llevar en el bolso un guay spray del Paraguay que si te atacaba un violador en el metro le pegabas un babuchazo con el pulverizador y lo inmovilizabas? Pues lo de Tamara es mejor aún. Tamara lleva en el bolso el pulverizador de agua bendita por si se encuentra en Loewe con el demonio y no tiene un exorcista a mano. Le pega al demonio sus dos zurriagazos de agua bendita con el pulverizador, chus, chus, y puede seguir comprando tan ricamente un bolso nuevo que tenga un departamento especial para guardar tan sacro como útil adminículo.

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