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VIDAS EJEMPLARES

Bienvenido, Mr. Sheldon

Las exigencias de Adelson eran un escarnio para los empresarios que compiten en el libre mercado

Bienvenido, Mr. Sheldon

DE joven, mi tía Matilde fue dueña de un bar. Hoy debe andar por los ochenta y se dedica a pasear, al café con leche y a ver la tele. Pero si el Gobierno le regala un terreno para instalar una cafetería, le dice que ... en su local se permitirá fumar a tutiplén, la exime de pagar impuestos durante dos años y le garantiza que si pierde dinero con su negocio el Estado lo cubrirá todo; no tengan dudas, tía Matilde se erguirá de su mecedora con la agilidad felina de Ronaldo y se lanzará entusiasmada a abrir una rutilante red de cafeterías. Pues bien, esas, y más, eran las exigencias con que Sheldon Adelson se presentó en España para anunciar que levantaría un clon de Las Vegas en un secarral. En su carta a los Reyes Magos, Sheldon solicitaba a mayores retoques en las normas laborales, la construcción de un AVE y una autovía hasta sus casinos de Alcorcón, la entrada libre de niños y ludópatas e indemnizaciones si cambiaba el marco legal de España o de la UE. Además, solo se comprometía a aportar dinero para el 35% del invento, el resto, el bocado del león, habrían de adelantarlo los bancos.

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