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El Recuadro

Ya no hay caridad

La solidaridad es a la Navidad lo que la sostenibilidad y los emprendedores al resto del año: un camelo para salir en la foto

Antonio Burgos

NI panderetas; ni cántaro a cuyo brocal le sacan el son los golpes de suela de una alpargata; ni maja y almirez; ni el sonido acompasado de las estrías del vidrio de una botella de anís de Rute o de Cazalla que rasca un tenedor. ... En la música popular navideña se impone la zambomba, el ronco instrumento más desagradable de las Pascuas, y que además, si me apuran, hasta es su mijita porno. Se impone la zambomba por obra y gracia de Jerez. Jerez es a la Navidad lo que Cádiz al Carnaval. Sobre otras formas musicales de celebrar la Navidad, se ha impuesto Jerez. Si no organizas una zambomba, no eres nadie. Una zambomba es que vienen desde Jerez unas señoras gordas con unas faldas como ropa de mesa de camilla y unos señores con pinta de vendedores de mercadillo ambulante, hacen una hoguera y se ponen a meter por bulerías todo lo que se mueve: la hidratación de los peces en el río, el «Jingle Bells» de los americanos y hasta la guía de teléfonos de la provincia de Belén si se tercia. Y al modo de la Erizá o la Ostioná de las fiestas gastronómicas carnavalescas gaditanas, muchos han roto en llamar «zambombá» a la zambomba. Peor todavía. Esto de «zambombá» suena completamente a nombre de país subsahariano, de sitio de donde vienen las pobres criaturas en patera.

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