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EL ÁNGULO OSCURO

Blas y Margaret

Fandiño bien se merece esa plaza oprobiosamente entregada a Margaret Thatcher

Juan Manuel de Prada

Como expresión gráfica del oportunismo hediondo de nuestros politiquillos, que ponen una vela a Dios y un candelabro de siete brazos al demonio, diremos que la estatua erigida en honor de Blas de Lezo se halla a escasos metros de la plaza ignominiosamente dedicada a ... Margaret Thatcher, promotora entusiasta del homicidio a granel del inocente y atila de la justicia social. Habría que especificar, sin embargo, que la erección de la estatua de Blas de Lezo ha sido iniciativa de un grupo de patriotas, luego vampirizada por los politiquillos, que se han arrimado para pillar cacho y salir en las fotos; mientras que la dedicación ignominiosa de una plaza a la Thatcher en pleno centro de Madrid (¡cuando tantos españoles insignes no son ni siquiera recordados en el callejero, o lo son del modo más indecoroso posible, con calles birriosas en los arrabales!) ha sido iniciativa politiquilla y antipopular, promovida por cuatro cipayos genuflexos capaces de rebajar la dignidad nacional en su esfuerzo (baldío) por halagar patéticamente a la pérfida Albión, que ni siquiera se digna considerarlos, como se probó en el funeral de la mencionada Thatcher, donde fueron hacinados en lugares irrelevantes y mezclados taimadamente en el mismo banco con chupatintas de la colonia de Gibraltar, como si fueran fámulos a los que el señorito desea escarnecer en público.

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