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LA FONTANA DE ORO

Suceso en el Retiro de Madrid

Pasan cosas porque estamos sometidos a lo que no comprendemos

Félix Madero

La vida es un accidente que toca vivir. Pudiera ser una tontería lo que escribo, pero sucede que con el tiempo vamos llevando o conllevando lo que el escritor Caballero Bonald llama la costumbre de vivir. En ese itinerario, en esa rutina vital, los acontecimientos ... incomprensibles nos acompañan. De los periódicos de ayer la única noticia que no esperaba es la de un suceso en el Retiro madrileño. Un hombre espera en el parque a que su mujer termine una visita en el hospital cercano. Tiene dos hijos, uno de cuatro años y otro de uno. Ha jugado con ellos a la pelota y decide parar, sentarse a la sombra de un árbol. Quizás está mirando a sus hijos jugar cuando una pesada rama se desprende del árbol y rompe su cuerpo. Las asistencias llegan pronto, pero el médico termina certificando su muerte. Confieso que al terminar de leer la noticia no he sabido ni qué pensar ni qué preguntar. Pensar lo que no tiene explicación es un ejercicio de melancolía. Preguntar lo que no tiene respuesta es un ejercicio canalla que no está al alcance de un ser humano como yo. Entiendo bien al cantautor Quique González cuando canta «no hagas planes, puede que mañana todo estalle. No hagas planes, no te embales, no te inventes todos los finales. No te engañes».

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